Presentan en Toronto estreno mundial de cinta de indocumentado en EUA
Toronto., 30 de abril/Notimex. El Festival Internacional de Documentales Hot-Docs proyecta la cinta Ya me voy, producción de México y Estados Unidos, dirigida por Lindsey Cordero y Armando Croda, que refleja la vida cotidiana y de arduo trabajo del indocumentado Felipe de Jesús Hernández Salas.
Luego de vivir 16 años como indocumentado en Estados Unidos, Felipe de Jesús piensa regresar a México.
La principal motivación de este inmigrante para regresar a Chalco, Estado de México, con su familia es reencontrarse con su hijo Cesarín, a quien dejó cuando sólo tenía ocho meses de nacido, y quien no le dice «papá» cuando hablan por teléfono.
«Él (Cesarín) es el que me está jalando para regresar a México», le dice Felipe a uno de sus amigos, quienes le hacen ver las ventajas y desventajas de dejar «el sueño americano».
Por las calles de Brooklyn, Nueva York, Felipe porta con orgullo un sombrero de charro, chifla y canta mientras recoge de las calles botellas y latas para reciclar, además de limpiar baños y cargar material de construcción.
Con regularidad manda dinero a su esposa Ofelia y habla con sus hijos más grandes, quienes le hablan de las deudas que tienen. Las citas a la tienda de envío de dinero son frecuentes.
Hernández Salas vive en un pequeño departamento de South Williamsburg Brooklyn, donde descansa unas horas, le reza a la Virgen, le llama a su familia y regresa a la triple jornada laboral de sol a sol.
«Ya me voy para México, ya tengo mi boleto», le dice a la dueña de la panadería donde saborea un rico café con pan. Las circunstancias económicas de su familia hacen que retrase ese regreso.
«Nunca pensé dejar a mi familia por 16 años», reflexiona este inmigrante, uno de los 11 millones de indocumentados que trabajan en la Unión Americana, pese a la abierta política antimexicana de la administración de Donald Trump.
Felipe sabe que regresar a ver a su familia implica renunciar a los trabajos que le permiten mantener a sus hijos. Es un vuelo sin retorno.
El documental de 74 minutos se estrenó el sábado junto al corto Symphony of a sad sea, de Carlos Morales, y tendrá otras dos proyecciones el 30 de abril y el 6 de mayo.
En entrevista con Notimex, los directores explicaron que les llamó la atención ver a este inmigrante vestido de charro y cantando por las calles de South-Side of Williamsburg, Brooklyn. Supieron que se iría pronto, pero pasaron los días y no se iba.
«Nuestra intención es mostrar la vida de un mexicano que representa a la gran mayoría de indocumentados mexicanos que viven en Estados Unidos y trabajan para mandar dinero a México. Es una película con una fuerte carga política sin hablar de política», afirmaron los cineastas.
Agregaron que los mexicanos en ese país son una parte importante del desarrollo económico, son los que cuidan a los niños, los que cosechan los alimentos, los que hacen el trabajo que muchos estadunidenses no quieren hacer.
Los cineastas mexicanos, quienes viven desde hace ocho años en Nueva York, señalaron que Donald Trump no se ha preguntado por qué no pueden regresar los mexicanos indocumentados, no es que no quieran, es que no pueden porque deben mantener a una familia.
Los directores hicieron hincapié en cómo estos inmigrantes se van envejeciendo y pese a haber trabajado por décadas no tendrán un seguro social ni pensión. «Para mí son como héroes, pues hacen muchos sacrificios, dejan a sus familias, cruzan la frontera, corren peligros», añadió Croda.
Agregó que «no tienen identificación oficial, se tienen que esconder, cualquier día pueden deportarlos, para mí son unas personas muy fuertes y me pregunto cómo el gobierno estadunidense no los integra como fuerza laboral legal».
Lindsey Cordero es una cineasta mexicana de Brooklyn, cuyo trabajo se centra en el fenómeno migratorio, la supervivencia de los mexicanos y su vida en Nueva York. El director y productor Armando Croda ha trabajado en cine en Estados Unidos, México y Europa en los últimos 18 años.
«El aspecto más importante de la película es sumergirnos en el mundo de Felipe para comprender mejor y expresar su compleja realidad», afirmaron.
«A través de mostrar sus luchas íntimas y personales queríamos plantear preguntas y provocar conversaciones sobre la universalidad de sus historias y problemas que enfrentan», explicaron.
Sostuvieron que Felipe se vio motivado de participar en este documental porque quería que su familia viera cómo vive y trabaja duro en Estados Unidos para mantenerlos.
Cordero y Croda coincidieron en que con este filme intimista y personal buscaban reflejar la realidad de muchos inmigrantes mexicanos que trabajan pese a su irregularidad migratoria. «Queríamos mostrar la cara humana de un problema tan politizado, pues sólo al abrir el diálogo se pueden cambiar las cosas».
Manifestaron su interés de que este documental «dedicado a los millones de Felipes» se vea en México a través de los festivales de documentales como el de Morelia, Los Cabos, Ambulante y Ciudad de México.