Papa concluye audiencias privadas con víctimas de abusos en Chile

Ciudad del Vaticano, 30 de abril/Notimex. El papa Francisco concluyó hoy una ronda de reuniones privadas con tres emblemáticas víctimas de los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima en Chile, y se alista para empujar un profundo cambio en la Iglesia católica en ese país.

Como lo anticipó el Vaticano, el Papa recibió por separado a José Andrés Murillo, James Hamilton y Juan Carlos Cruz en su residencia privada del Vaticano, la Casa Santa Marta, los pasados días viernes, sábado y domingo.

Luego, para concluir las reuniones, saludó a los tres juntos y a algunos familiares, este lunes en la misma residencia, donde todos estuvieron hospedados durante su permanencia en Roma, como gesto de cercanía del propio pontífice.

En total, los diálogos duraron por encima de las siete horas, a razón de más de 120 minutos para cada uno. Aunque las conversaciones estaban previstas, desde el principio, como “sin límite de tiempo”.

Aunque la Santa Sede anticipó que no iba a difundir ningún detalle de los encuentros reservados, por respeto a los interlocutores y por decisión del propio Papa, las tres víctimas dieron a conocer algunas de sus impresiones mediante la red social Twitter.

“Terminada reunión con el Santo Padre, algo más de dos horas, sincera, acogedora y enormemente constructiva. Muy contento y satisfecho”, escribió Hamilton el sábado por la tarde, al salir de su diálogo con Jorge Mario Bergoglio.

El domingo al mediodía, justo cuando el Papa dirigía su bendición con el Regina Coeli asomado a la ventana de su estudio personal en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, a pocos metros estaban las víctimas.

Salieron a una terraza contigua, ubicada junto a la Basílica vaticana, desde donde suele admirarse un imponente paisaje romano. Junto con ellos estaba Jordi Bertomeu, el sacerdote que se reunió con ellos durante una misión especial a Chile, enviada en febrero pasado por el Papa.

Tras esa aparición fugaz, más bien turística y que los fotógrafos inmortalizaron, por la tarde tocó el turno a Juan Carlos Cruz de reunirse con el líder católico.

Primero había constatado el buen resultado de las reuniones sostenidas por sus compañeros: “Muy contento de ver salir de sus conversaciones con el Papa a mis queridos amigos Jimmy y José tranquilos y en paz y sintiéndose muy acogidos por el Santo Padre”.

Luego, sobre su diálogo, estableció: “Más de dos horas y media duró mi reunión de hoy con el Papa. Estoy conmovido. Me escuchó con gran respeto, cariño y cercanía, como un padre. Profundizamos en muchos temas. Hoy tengo más esperanza en el futuro de nuestra Iglesia. A pesar de que la tarea es enorme”.

El Vaticano cumplió su palabra y no dio a conocer más información sobre las reuniones de estos días, que se dieron luego que el mismo Francisco reconociese públicamente que se había equivocado en su valoración del fenómeno de los abusos en Chile.

En una carta dirigida a los obispos del país, el 8 de abril, aceptó haber cometido “graves errores” producto de una “falta de información veraz”. Por esta razón, anticipó que le pediría perdón a las víctimas de Karadima, ya en 2011 hallado culpable de abusos sexuales contra menores por los tribunales vaticanos.

Los errores del Papa no se centraron en la figura de este poderoso sacerdote, durante años párroco del acomodado templo de El Bosque en la capital chilena, sino en el obispo Juan Barros, exmano derecha de Karadima y que él designó como obispo de Osorno.

Por mucho tiempo Francisco creyó que era inocente, por eso lo designó en su puesto, en enero de 2015, y lo mantuvo durante todos estos años, incluso llegando a acusar a las víctimas de calumniadores.

Ahora, tras haber aceptados sus errores, Bergoglio convocó a Roma a todos los obispos chilenos para una reunión (prevista para la tercera semana de mayo) de la cual deberán surgir medidas de “corto, mediano y largo plazo” con el único objetivo de recuperar la confianza perdida.

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