Más de 350 muertos deja rebelión en Nicaragua contra Ortega desde abril
Francisco Fonseca Notario. (Corresponsal). México, 24 de julio/Notimex. Nicaragua, hermano país centroamericano está en problemas. El pueblo se rebela ante el presidente Daniel Ortega y pide su remoción.
Todo inició con una reforma al sistema de pensiones. A partir de entonces se detonó un estallido social sin precedentes en la historia reciente de Nicaragua. Sin embargo, este es apenas uno de los varios problemas que tienen hoy al país centroamericano al borde la crisis.
El caos y la violencia se apoderaron del país desde que el gobierno de Daniel Ortega anunció un paquete de reformas al sistema de seguridad social. Marchas, barricadas, choques con la policía y ataques a instalaciones oficiales reflejaron la gran inconformidad de los nicaragüenses, mientras que la fuerte represión del Estado elevó a un nivel máximo la tensión en todo el país
Las protestas contra el presidente Ortega, que se han cobrado ya más de 350 vidas, están cumpliendo tres meses sin que la situación en el país lleve camino de normalizarse.
He aquí una relación de las principales fechas de este estallido de resistencia social:
18 de abril: se inician las protestas tras la entrada en vigor de las reformas al Reglamento de la Ley de Seguridad Social, que aumentan la cuota patronal y laboral, además de establecer la cotización perpetua.
23 de abril: Daniel Ortega deroga las reformas, pero las protestas persisten. Se contabilizan manifestaciones en Managua y otras ciudades.
24 de abril: la Iglesia católica acepta ser mediador y testigo en la negociación por la crisis.
07 de mayo: los estudiantes se atrincheran en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-Managua) y exigen justicia social.
16 de mayo: se inicia el diálogo en el Seminario de Managua, con Ortega y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, así como representantes de los estudiantes y la sociedad civil y el sector privado.
23 de mayo: se suspende de forma indefinida la mesa de diálogo nacional por desacuerdos manifiestos.
30 de mayo: intervienen la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Junto con el gobierno forman un grupo para investigar los actos de violencia.
30 y 31 de mayo: se celebran multitudinarias manifestaciones que provocan 11 muertos y más de 200 heridos.
15 de junio: se reanuda el diálogo nacional y se suspende tres días después.
18 de junio: la población de Masaya, a 28 kilómetros de Managua, se declara «territorio libre del dictador», refiriéndose al presidente Ortega. Masaya queda asediada por fuerzas oficialistas.
25 de junio: se retoma el diálogo con presencia de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
07 de julio: durante dos días se desarrollan duros enfrentamientos entre sectores de la población y fuerzas gubernamentales en las ciudades de Jinotepe y Diriamba, con 11 fallecidos.
09 de julio: se suspenden las mesas de trabajo del diálogo por las agresiones sufridas por los obispos en la basílica de San Sebastián, en la ciudad de Diriamba.
12 de julio: se registran grandes manifestaciones en Managua y otras ciudades exigiendo la renuncia de Ortega, en el primero de los tres días de protestas convocados.
13 de julio: grupo de sandinistas parten en caravana desde Managua a Masaya dentro de la celebración del «repliegue». Se produce fuerte combate y tiroteo. Dos personas mueren.
15 de julio: se organiza la llamada Operación Limpieza de fuerzas combinadas del gobierno contra cinco ciudades de las costas del Pacífico, entre ellas Masaya, Diriá y Catarina. Se producen al menos dos fallecidos.
16 de julio: una docena de países latinoamericanos expresan su preocupación por el conflicto en Nicaragua.
17 de julio: fuerzas gubernamentales aislan la ciudad de Masaya y lanzan un fuerte ataque contra su barrio indígena de Monimbó.
18 de julio: se cumplen tres meses de las protestas. La OEA prevé celebrar una sesión extraordinaria sobre la crisis.
Según el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), las revueltas han dejado más de 350 muertos y por lo menos un centenar de capturados. Los fallecidos presentan, en su mayoría, disparos en la cabeza y en el pecho.
La violenta respuesta del gobierno de Ortega ha hecho que el mundo ponga los ojos en Nicaragua. El Papa Francisco, la Unión Europea, Estados Unidos y México han hecho un llamado a la calma y expresaron su consternación por los niveles de violencia que han adquirido las protestas.
Estados Unidos ordenó esta semana el cese de operaciones de su embajada en Managua y el retiro de gran parte de su personal y sus familias del país centroamericano.
Hago una síntesis: aquello que empezó como una simple protesta estudiantil, adquirió relevancia nacional cuando diferentes gremios empezaron a apoyar a los manifestantes y a expresar su descontento con el gobierno de Daniel Ortega.
El presidente intentó devolver la calma el domingo cuando anunció la derogación de la reforma. “Estamos revocando, o sea cancelando, y poniendo a un lado la resolución anterior que sirvió como detonante para que se iniciara esta situación”, aseguró Ortega en una alocución presidencial.
Sin embargo, sus esfuerzos resultaron inútiles pues tanto el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep), uno de sus grandes aliados durante sus 11 años en el poder, como los estudiantes que iniciaron las protestas han convocado a nuevas marchas y anunciaron que el movimiento seguirá.