Museo del Prado exhibe ‘La última comunión de San José de Calasanz’
Madrid, 29 de octubre/Notimex. El Museo del Prado exhibirá durante un año el cuadro La última comunión de san José de Calasanz, de Francisco de Goya, pintada en 1819 para la iglesia de San Antón del colegio de Escuelas Pías de esta capital.
El Museo y la Fundación de Amigos del Museo del Prado presentaron esta pintura en su programa La obra invitada, prestada por un año, prorrogable a otro más, también como parte de las actividades del bicentenario del museo.
La pieza ocupa un espacio destacado en la sala 66 del edificio Villanueva del museo, que permite así apreciarla dentro de la colección del pintor español (1746-1828), quien creó esta obra el año que se inauguró el Prado.
La jefa de Conservación de Pintura del Siglo XVIII y Goya del Museo Nacional del Prado, Manuela Mena, explicó que el artista pintó la pieza a la edad de 75 años, “con lo que da una lección de fuerza mental y física que se necesita para hacer algo de este calibre”.
Recordó que Goya pintaba solo, sin ayuda de taller, y que se puede ver la gran cantidad de pinceladas que dio al cuadro, lo que muestra “la magia del pintor con sus pinceles”.
Señaló que destacan los rostros definidos y cada uno con una expresión diferente, y en la que refleja una metáfora de las tres edades del hombre al incluir niños por un lado, adultos en el otro y en medio el santo Calasanz antes de su muerte en 1648.
El presidente del Real Patronato del Museo del Prado, José Pedro Pérez Llorca, consideró que es un “cuadro potente” que reúne todas las características de una pintura de altar que se puede ver con el conjunto de obras de Goya en el museo.
Por su parte, el prepósito Provincial de la Orden de las Escuelas Pías de la Provincia de Betania, padre Daniel Hallado, celebró la exhibición de esta pieza en el Museo, aunque descartó una cesión total dado que su lugar natural es la iglesia para la que se encargó.
El cuadro fue pintado en 1819 para la iglesia de San Antón del colegio de las Escuelas Pías de Madrid, de los escolapios, y fue el último de los grandes cuadros de altar de Goya.
En la escena el artista expresó la religiosidad del santo, su fe, su vida humilde y penitencial y su labor de magisterio, y estaba dirigido a los profesores y alumnos del colegio de Madrid y a los fieles que asistieran a las funciones religiosas en la popular iglesia de San Antón.