Así fue como Amazon obtuvo los derechos de ‘El señor de los anillos’
Muchos pensarían que Amazon logró quedarse con los derechos de El señor de los anillos por ofrecer una mayor cantidad de dinero que el resto de las productoras que buscaban lo mismo; sin embargo, el dinero no influyó para que Prime Video pudiera producir Los anillos de poder.
Tal y como desvela un artículo de The Hollywood Reporter, fue Netflix la que ofreció 250 millones de dólares para hacerse con los derechos que se llevó finalmente Amazon. Su idea era convertir la Tierra Media en la nueva Marvel, con una serie para Gandalf y otra para Aragorn, una idea que “horrorizó al Tolkien Estate“.
Tolkien Estate, la organización legal que gestiona la obra y el patrimonio de JRR Tolkien, encabezada por los hijos y nietos del autor, ha dejado claro en más de una ocasión que no están del todo conformes con las adaptaciones de Peter Jackson. Eso también era lo que quería HBO, ofrecer una nueva versión de la Tercera Edad que vendría a ser un remake de la trilogía de Jackson.
En cambio, Amazon llamó la atención del Tolkien Estate con un enfoque más concreto y la promesa de poder participar en el proceso creativo para proteger el legado del aclamado escritor. Vernon Sanders, uno de los grandes de Amazon Studios, destaca que “fue nuestra pasión colectiva y la fidelidad a Tolkien lo que realmente nos hizo ganar“.
Luego llegaría el proceso por el que se eligió a Patrick McKay y J.D. Payne para sacar adelante la serie, pero lo realmente imprescindible era hacerse con los derechos y Amazon lo hizo por un precio inferior al ofertado por Netflix. Se habla de un mínimo de 160 y un máximo de 230 millones de dólares.
Veremos qué le depara el futuro a la marca, pues al final tan codiciados derechos han acabado en manos de Embracer Group, quien hace unos meses anunció su compra y hasta se atrevió a insinuar películas sobre Gandalf y Gollum.
Los anillos de poder se ha convertido rápidamente en una serie emblemática de Amazon Prime Video. Esta es considerada una de las producciones para televisión más caras en la historia, y también una de las más arriesgadas.