Don Tomás, profesor de indígenas norteamericanos

Juan David Castilla Arcos/Xalapa. Tomás Arizpe Uribe subió a su motocicleta y viajó de Xalapa a Seattle, Estados Unidos (EEUU), donde dio clases a una tribu de indígenas, como parte de su experiencia en la docencia.

A sus casi 79 años, sentado en un sillón rústico de madera, en la sala de su casa, revive momentos de sus travesías y su trayectoria en el ámbito profesional.

El oriundo de Sinaloa, un estado del norte de este país, estudió la carrera de física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La masacre de Tlatelolco acababa de ocurrir cuando él concluyó la licenciatura. Era joven, pero ya tenía una gran inquietud por ser profesor.

Siguió preparándose. La primera clase que impartió fue de matemáticas.
En la Ciudad de México estuvo trabajando como cadenero, después como topógrafo y supervisor de obras en el Paseo de la Reforma, Xochimilco y otras muchas que se llevaban a cabo en la década de los años 70, cuando las olimpiadas estaban por llevarse a cabo.

Posteriormente, se inclinó por el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), pese a que daba clases de calor, ondas y fluidos en la Licenciatura de Física. Hasta apoyó, ocasionalmente, en la Facultad de Arquitectura por sus amplios conocimientos en el diseño industrial.

Allí, en la UNAM, don Tomás le agarró cariño a la navegación marítima, gracias a uno de sus maestros, quien tenía un puesto importante en la Facultad de Física y le dio clases de Geofísica para conocer las orientaciones de los marinos.


VIAJERO MARÍTIMO

Fue así como despertó su instinto viajero. Aprovechó las oportunidades oficiales que se le presentaron y formó parte de la tripulación de varios barcos.


En el área de Pesca, del gobierno federal, fue requerido por su experiencia en acústica bajo del agua. Por ello, recorrió varias zonas, desde las costas de Oregon, EEUU, hasta la península de Baja California. Pero también solicitaban sus servicios cerca de Lima Perú y hasta en el Océano Atlántico.

Don Tomás detectaba, clasificaba y evaluaba la masa de los animales marinos que sirven como alimento para los seres humanos, pues en ese momento estaba de moda la sardina.

El profesor ingresó a la Universidad de California para cursar la Maestría en Ciencia Aplicada al Océano, donde la base fundamental era el estudio de la acústica.

Así le llegó la oportunidad para ayudar a sacar a los delfines de las redes donde se quedaban atrapados los atunes, un problema que hasta el momento persiste.

“Estuve un tiempo en esa actividad y tenía incluida una clase en el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (UNAM) sobre estas cosas”.


BÚSQUEDA DEL HORIZONTE 

Sus cuatro hijas crecieron. Estaban por ingresar a la universidad, pero las licenciaturas que deseaban no estaban disponibles en Sinaloa. Decidieron hacer un tour y eligieron Xalapa para estudiar y establecerse.

Después de 35 años de servicio se jubiló como catedrático e investigador de la UNAM. Ha dado clases en cinco universidades.

No obstante, aún transmite sus conocimientos en física, química, ingeniería e instrumentación electrónica a estudiantes de la Universidad Veracruzana (UV), pero extraña el horizonte.

“Haré una comparación. Yo nací en el desierto, en el desierto se ve el horizonte, fui marino y en el barco se ve el horizonte, pero Xalapa es un pozo, entonces como que sí dan ganas de seguir viendo el horizonte. Por eso he viajado, muy precariamente, pero muy satisfactoriamente”.

Y es que, hace unos 15 años, con su motocicleta viajó para dar clases a los indios que se encontraban frente a la Isla Victoria, en el archipiélago ártico canadiense.

Los miembros de la tribu Muckleshoots necesitaban conocer el viaje de los salmones entre la tierra y el mar. Don Tomás era capaz de identificar las ecosondas para evaluar su masa.

Tanto se involucró con los indios que, poco después, también daba clases de matemáticas a unos 35 muchachos.

“Con un inglés medio chueco para ellos pero creo que les gustó la clase”, enfatiza, con una gran sonrisa en el rostro.

Don Tomás seguirá dando clases en la Universidad Veracruzana, aunque sean pocas horas a la semana.

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