El sistema educativo tiene un papel importante en la recuperación y fortalecimiento de la lengua indígena
Ciudad de México. En la participación en tribuna de la Cámara de Diputados de una persona hablante de lengua originaria, para conmemorar el 2019 como Año Internacional de las Lenguas Indígenas, el escritor mazahua, Fausto Guadarrama expresó que el sistema educativo nacional debe jugar un papel muy importante en la recuperación y fortalecimiento.
Para ello, expuso, autoridades educativas y maestros tienen que cambiar de actitud, “porque la mayoría de ellos son los primeros en negar su enseñanza en las aulas”.
“No puede haber igualdad mientras la lengua y cultura sigan subordinadas; no puede haber verdad mientras se siga negando nuestra existencia; no puede haber razón mientras no comprendamos que la diversidad es riqueza; no puede haber equidad mientras se privilegie una cultura y se someta a las otras; no puede haber respeto mientras la discriminación persista y no puede haber justicia mientras el flagelo de la marginación social, económica y cultural, forme parte de la vida cotidiana de nuestro pueblo”.
Fausto Guadarrama destacó que en este momento excepcional de la humanidad se tiene que romper con viejos estereotipos y borrar la imagen del indígena, “el tonto y torpe, como se ve en las películas de la India María, usando la vestimenta de la mujer mazahua que emigró para buscar una oportunidad en la vida pero que nunca perdió su identidad”.
Se manifestó por cerrar un capítulo de sufrida historia y escribir otro, con la mente y el corazón abierto, en donde solidaridad y hermandad entre pueblos los guíe hacia el bien común y haya paz y justicia para todos.
En los últimos años, la lengua mazahua ha ido en decremento, cada vez son menos los hablantes y esto preocupa. “Florecerá si el olvido y la marginación se superan, y si somos capaces de reconocer nuestra diversidad y los derechos culturales de la humanidad”.
El escritor explicó que los mazahuas son el espíritu de esta tierra, de este sol, del viento y del fuego, “somos hijos nacidos del amor entre Jocotitlán (la montaña sagrada de los mazahuas) y Xinantecátl o Nevado de Toluca”.
Se cuestionó sobre quién puede decretar la muerte de una lengua y qué pensamiento racional es capaz de borrar una cultura, y afirmó que la lengua mazahua sigue viva en el corazón de cada uno de nosotros, de cada persona y de cada familia.
“A través de la palabra construimos nuestra identidad, reproducimos y recreamos nuestro pensamiento. Las voces de nuestro pueblo reencuentran su naturaleza. El tiempo en su girar nos ha fortalecido la memoria”, concluyó.