En el Debate, cada quien a lo suyo: Meade, a demostrar que va a gobernar y los otros a atacarse entre sí

Redacción/en Contacto Digital. Ciudad de México, 25 de abril de 2018. En el debate presidencial vimos a algunos candidatos fuera de su zona de comodidad. Ahí estaba AMLO tratando de mostrar gráficas y se veía francamente incómodo, sin saber cómo explicarlas. Luego, Anaya queriendo hablar de datos y números. Mejor déjenselo a José Antonio Meade, después de ser cinco veces secretario de Estado, a él se le ve como pez en el agua cuando habla de propuestas y números. Cada quien a lo suyo, unos a gobernar y otros a atacarse entre sí.

En un debate presidencial son igual de importantes el lenguaje corporal como las propuestas. Y los candidatos no podrían ser más diferentes entre sí. Mientras José Antonio Meade proyectó una imagen firme y lució atento a las réplicas de sus compañeros, a Ricardo Anaya se le vio gran parte del debate haciendo muecas burlonas. Y López Obrador de plano estuvo ausente, como desvelado. Habrá que ver si así responden los candidatos a las demandas de la ciudadanía, atentos, burlones o dormidos.

Anoche tuvimos un contraste de ideas, en el que vimos a un José Antonio Meade completamente diferente de López Obrador. El tabasqueño se empeñó en asegurar que no lucha por un puesto, a pesar de que esta es la tercera ocasión que busca la presidencia. Muy diferente es lo que podría decir José Antonio Meade quien más bien, ha estado en diferentes puestos y desde allí ha luchado para cumplir con su compromiso con el país.

El debate fue un evento importante para que los candidatos pudieran mostrar de qué están hechos, no solo en propuestas, sino en discurso, capacidad de respuesta y en imagen. En todos esos rubros y en algunos más, José Antonio Meade puede declararse ganador absoluto del primer debate. Ricardo Anaya se adelantó demasiado con su propaganda de Google que días antes lo ponía con esa posición. No cabe duda que del plato a la boca se cae la sopa.

José Antonio Meade se percibía muy fresco, hasta haciendo chistes. Dio la impresión de un hombre seguro y confiable. Anaya nada más fue a atacar sin proponer, no buscó acercarse a la gente. Y bueno AMLO, de presidenciable no tiene mucho, la verdad. Incluso el Bronco se veía más presentable que Andrés Manuel. Finalmente, Margarita, fue traicionada por sus nervios, se trababa y parecía que no entendía las preguntas.

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