Encuentran agua en la luna
n grupo de investigadores de la NASA realizó un hallazgo en el Polo Norte lunar que podría cambiar todo sobre la perspectiva del satélite natural.
Durante décadas, el estudio en torno a la probabilidad de que se desarrolle algún tipo en la vida en la luna ha sido prioridad para diversos saberes científicos.
Mismos que, con señales como la existencia de agua en la luna alimentan sus teorías de la presencia de otras especies que cohabitan el espacio con los seres humanos.
En este escenario, te contamos en qué consiste el increíble hallazgo ocurrido en el Polo Norte lunar y por qué podría cambiar todo sobre la forma en que vemos a la luna.
Un hallazgo obtenido por el radar Mini-SAR que navega a bordo de la nave espacial Chandrayaan-1 de la NASA reveló que en el Polo Norte lunar existen al rededor de 600 millones de toneladas de agua.
Las cuales ratifican la existencia de este recurso en la luna con materia distribuida en 40 cráteres de diámetros que van de los 2 hasta los 15 kilómetros.
De acuerdo con los especialistas, las 600 millones de toneladas de agua del Polo Norte lunar se encuentran en un estado sólido debido a que han vivido bajo la oscuridad y el frío por años.
No obstante, el hallazgo cambia toda la perspectiva sobre la luna al presuntamente evidenciar que bajo los cráteres de la luna hay agua en depósitos estables de hielo.
Asimismo, esto aumenta el interés de los seres humanos en visitar la luna, o bien habitarla, pues sus condiciones se muestran cada vez más favorables como es el caso del Polo Norte lunar.
Durante la época de 1990, científicos de la NASA realizaron el primer hallazgo de agua sobre la superficie de la luna definiendo así un parteaguas para la investigación astronómica.
En un principio se creía que el agua era resultado de la interacción de la luna con los asteroides, sin embargo, al paso del tiempo se pudo definir la Tierra y el Sol propiciaban su existencia.
Y en cuanto a su conservación, tal como es el caso del hallazgo del Polo Norte lunar, el agua se mantiene en cuerpos de hielo por las temperaturas del entorno que alcanzan los 163 grados bajo cero.
