Entresemana
Por Moisés Sánchez Limón
¡Consúltame!
Por más que se pretenda cambiar hasta el modo de andar al Congreso de la Unión, prevalece el gatopardismo y las mentiras presidenciales, como acusó Alejandro Madrazo Lajous, investigador del CIDE, en su participación en la Mesa 3. Fortalecimiento del Sistema Nacional de Seguridad Pública, como parte de lo que se ha denominado Parlamento Abierto para levantar consensos y propuestas de académicos y expertos en torno a la génesis de la Guardia Nacional.
Todo cambia, en el Senado y en la Cámara de Diputados para seguir igual; se van unos y llegan otros con mayoría y la disposición disciplinada de acatar la línea dictada por el Presidente de la República, por más que en estos tiempos del parto de la IV Transformación Andrés Manuel López Obrador insista en que Legislativo y Judicial son dos poderes autónomos.
La realidad es la misma de otros tiempos. Cuando el Congreso de la Unión tuvo mayoría priista, apisonadas sus decisiones con el satélite del Partido Verde, en tiempos recientes, y el acomodo coyuntural de Nueva Alianza, como en otros tiempos el PPS y el PARM e incluso el PFCRN jugaron ese papel de comparsa, la izquierda comunista y socialista acusó al oficialismo legislativo de servir a las órdenes del Presidente de la República sin chistar.
Hoy, con una amplia mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, Morena acusa esa disciplina que linda en la genuflexión y la docilidad a la línea marcada por el presidente López Obrador y de obligado aterrizaje en la operación personal de los coordinadores de las bancadas morenistas, Ricardo Monreal en el Senado y Mario Delgado en San Lázaro.
¿Se vale? Por supuesto; las reglas no escritas en las ligas mayores de la política y también en la menores e intermedias, se ajustan a esta liturgia en la que el supremo maestro dicta el procedimiento. Tal y como lo ha entendido la mayoría de Morena a la hora de votar un dictamen o un sencillo punto de acuerdo que carece del valor vinculatorio que lo haría de obligado acatamiento.
Pero, ha sido evidente que desde cantar las mañanitas y hasta gritar las consignas de campaña que ensalzaban figura y virtudes, ofertas y compromisos de Andrés Manuel López Obrador, forman parte de esta cultura del que se sabe poseedor e integrante de la mayoría en el Congreso de la Unión, con esa soberbia de determinar qué procede y qué no. Olvidándose, empero, de una regla básica cuando de reformas constitucionales se trata: la necesaria mayoría calificada de los integrantes de cada Cámara, es decir, las dos terceras partes de senadores y de diputados, en su caso.
Por supuesto, la oposición en la LXIV Legislatura Federal está obligada a significarse como el contrapeso en estos escenarios de reforma constitucional requerida en los casos de la Guardia Nacional y la prisión preventiva oficiosa, que han sido cuestionadas ampliamente por organizaciones civiles, académicos y expertos, a los que López Obrador ha restado influencia y los acusa de ser obstáculo para estas enmiendas constitucionales necesarias para su proyecto de nación.
Pero, vaya, en qué momento entra en este escenario esa mayoría de Morena que hoy como en sus tiempos la del PRI en automático votaba en contra de cualquier procedimiento legislativo impulsado por la oposición.
Así operaron los diputados federales de Morena, por encima de un acuerdo asumido por su coordinador Mario Delgado y que sin duda éste debió instruírselos en la reunión previa a la sesión ordinaria.
Volvieron al burdo mayoriteo de abierta ofensa al sentido común. Mario Delgado se había comprometido a que su bancada se sumaría a la aprobación de dos puntos de acuerdo de obvia y urgente resolución impulsados por el PAN y el PRI, una vez que la oposición priista, panista, perredista y de Movimiento Ciudadano aprobara el exhorto al Congreso de Jalisco para abrogar el decreto mediante el cual se desapareció al Instituto Jalisciense de las Mujeres.
Pero la bancada de Morena se fue contra el bulto y se negó a discutir el punto de acuerdo propuesto por el PAN, mediante el cual se reconocería –así fuera epistolarmente—a Juan Guaidó como Presidente Interino Legítimo de la República Bolivariana de Venezuela. Y, ya entrados en gastos, asumieron que lo mismo ocurriría con el punto agendado por el PRI para exhortar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes a transparentar criterios y análisis técnicos en los que se sustenta la autorización para el uso de las llantas súper sencillas en lugar de las de arreglo dual en el tracto camiones que transportan gasolinas.
Usted dirá que no había mayor relevancia en esos temas. Y, en efecto, los exhortos son como las llamadas a misa o las mentadas de madre, las atiende quien quiere. Y punto.
El tema de los contrapesos en el Legislativo y la ciega obediencia de diputados, con sus bemoles entre los senadores, de Morena, viene a colación por lo que se espera ocurra antes de concluir este mes en las dos principales reformas constitucionales de actual periodo ordinario de sesiones y en las que Andrés Manuel López Obrador tiene especial interés.
Porque, en lo que concierne a la Guardia Nacional entraña esa recomposición en su trato con los altos mandos de las Fuerzas Armadas. Y, respecto de la prisión preventiva y el catálogo de delitos a los que sería aplicable, se encamina al nuevo esquema de combate a la delincuencia y la corrupción.
En ambos casos, la opinión presidencial ha sido inocultable y evidencia de que es una mentira aquella referencia de que respeta al Legislativo y al Judicial.
¿Enriqueció a las minutas de ambos temas la opinión de los expertos que participaron en el Parlamento Abierto? Bueno, con esa descalificación que hizo López Obrador de estos académicos y representantes de organizaciones sociales, evidentemente los dictámenes registrarán los ajustes que él disponga. Síseñorpresidente.
Y si Morena se apresta a aprobarlos antes de que concluya este mes, será porque finalmente Monreal y Delgado negociaron el apoyo de las bancadas del PRI, PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, en este encuentro vespertino de las Juntas de Coordinación Política del Senado y de la Cámara de Diputados, celebrado ayer en el recinto senatorial de Reforma e Insurgentes.
¿Cuál fue la moneda de cambio? Más temprano que tarde se sabrá, sólo hay que recordar que habrá elecciones, en breve, en Baja California y la extraordinaria de Puebla. ¿Y las consultas? Elemental: más de lo mismo, el maquillaje de lo que procede en la mayoría que aparenta democracia. Conste.
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@msanchezlimon