Yhadira Paredes/Xalapa. Muchas de las contribuciones de la doctrina cristiana están en la base de varios programas políticos y económicos de las sociedades democráticas de hoy, lo que demuestra que la Iglesia Católica es una valiosa colaboradora de los Estados donde ejerce su actividad pastoral para promoción de la armonía social y la búsqueda del bien común.
Así lo señaló el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, José Manuel Suazo Reyes al recordar el discurso del cardenal Pietro Carolin, secretario del Estado Vaticano, en el marco del 30 aniversario de restablecimiento de las relaciones entre la Santa Sede y México.
Destacó que la laicidad positiva consiste en reconocer mutuamente el papel y los valores que el Estado y la Iglesia están llamados a ofrecer en la sociedad, pues ambos sirven al mismo pueblo desde ámbitos diferentes.
“Ciertamente para que la Iglesia pueda efectuar su función pastoral necesita que el Estado le garantice la libertad religiosa, que es un derecho fundamental que brota de la dignidad de la persona humana. La libertad religiosa surge de la naturaleza profunda de cada ser humano. Este derecho humano no sólo protege los derechos de los creyentes sino también de los no-creyentes para vivir con entera libertad, de manera individual o asociada, en la vida privada o en el espacio público”.
Consideró que no se tiene que mirar como una ocasión de división, sino como una oportunidad para trabajar juntos, que se ayuden y aprendan mutuamente en un camino común de escucha y promoción de valores democráticos y sociales, para dar esperanza a quien se resigna a la lógica del conflicto.