Inauguran la muestra ‘Los caballos de la Revolución’ de Manuel Marín

México, 05 de julio/Notimex. El pintor, escultor y dibujante Manuel Marín inauguró este miércoles su muestra Los caballos de la Revolución, la cual fusiona materia, historia e idiosincrasia, en la Galería Media Luna del Museo Nacional de la Revolución (MNR).

Son 17 piezas de madera laqueada y policromada, con las que rinden homenaje a la figura del equino.

Durante la ceremonia de apertura de la exposición que permanecerá en ese espacio hasta el próximo 24 de agosto, el secretario de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, aseguró que Marín “honra al equino, animal que llegó a este territorio con la Conquista y tuvo un rol protagónico en la Revolución”.

Explicó a los asistentes que la obra de Manuel Marín “es sencilla pero no fácil” porque, dijo, “el artista tiene el don de no dejar de ser niño, cualidad a la que suma su inmensa capacidad creativa y su madura técnica” para ofrecer al espectador piezas con las que ilustra uno de los capítulos más importantes e interesantes de la historia de esta nación.

Marín describió sus piezas como esculturas-juguetes, y con una sonrisa, se dirigió a los presentes para que jugaran con ellas “aunque sea visualmente”.

Además de Vázquez Martín, asistieron el titular de la Autoridad del Centro Histórico, Jesús González Schmal; la directora del MNR, Alejandra Utrilla y la museóloga Miriam Káiser.

La muestra de Manuel Marín, dijo el responsable de la política cultural de la capital del país,  “convive muy bien con la sencillez del Museo Nacional de la Revolución, que en el tiempo nuevo por venir (en alusión a la transición política del país) está llamado a ser un espacio abierto a la reflexión sobre en qué consisten las más grandes transformaciones”.

Explicó que cada quien puede pasar a ver esa meditación sobre el caballo que hace el maestro Manuel Marín, y después pasar a ver la muestra Arquitectos de la Revolución Mexicana, en el mismo recinto, “y entender cómo son las revoluciones del civismo, de las ideas, del pensamiento y la conciencia”.

De acuerdo con el funcionario capitalino, en los caballos, en los cuales el artista hace un guiño al juguete popular, existe una franqueza por recuperar el trazo, originalidad y toda la verdad de la infancia, generando una amalgama de gran valor estético, donde vive una visión madura, profunda y crítica.

En la Galería Media Luna, espacio creado para artistas emergentes y consolidados, los visitantes observaron 17 piezas elaboradas en madera laqueada y coloreada, que van de los 15 a los 40 centímetros de altura. La muestra reúne esculturas de caballos en diversas poses, algunos sobre tres patas, dos o sólo una, siempre denotando fortaleza y valentía.

Manuel Marín, miembro de número de la Academia de Artes, en la Sección de Pintura, juega con el abatimiento del volumen de cada pieza expuesta, sin sacrificar la figura y la forma.

Esa es una de las bondades de las artes plásticas que radica en la vastedad de poses, posiciones, tamaños y variantes que la obra final puede tomar para su gozosa vista.

Para el pintor, escultor, dibujante, artista alternativo, teórico y profesor, la materia y la gravedad de la escultura tienen que guardar una estrecha relación. En ese sentido, procura que el volumen de cada figura de la exposición absorba la ligereza de un salto o de una carrera, movimientos donde iguala el valor de las patas como sostén con el del cuello y la cola.

Durante la inauguración trascendió que Marín (Ciudad de México, 1951) ha realizado más de 100 exposiciones en México y en el extranjero, y varias de sus piezas forman parte de colecciones públicas y privadas. Ha recibido distinciones, como la Estancia de Producción en la Fundación Svaneke Gaarden, Dinamarca (2002), entre muchas otras más.

Ha publicado cuatro libros teóricos de referencia: Espacio y cosas (1994), El tiempo de la pintura (1996), Intenciones del ver (2000) e Imagen (2007), así como los libros ilustrados Animales en el agua de papel (1996), La caja maga (2005), Juan O´Gorman. Un autorretrato pintándose (2006) y Primavera (2006).

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