Jorge Pantoja se despide de la promoción cultural
México/Notimex. Jorge Pantoja (Ciudad de México, 1955) presenta hoy en la Cineteca Nacional, su más reciente producción fílmica: ¿Oye cómo ves?, rock para niños (2019, dirigida por Toño Chávez Murcia). Y el ciclo, decidido por él, ha llegado a su fin: se retira de la promoción cultural.
El productor cinematográfico y uno de los difusores de la cultura popular más importantes del país dice adiós a la actividad a la que se entregara por cuatro décadas. Días antes de la proyección, accede a una entrevista con Notimex para hablar acerca de esta cinta, de su trayectoria como promotor, y de su vida.
El lenguaje musical
―¿Qué significa la música para Jorge Pantoja?
―Es el lenguaje con el cual desempeñé mi trabajo. Yo soy comunicador [estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM] y nunca lo dejé de ser. Jamás dejé de sentirme redactor y reportero. Pero la música fue mi segundo lenguaje. Es la forma de comunicación más directa, intensa, sensible y humana.
―¿Qué música escuchó de niño?
―Yo soy de una familia de músicos. Mi papá tocó percusiones en la banda sinfónica del ejército. Tocó el Himno Nacional para varios presidentes en Palacio Nacional y se iba de gira con ellos. Entonces crecí en ese ambiente. También recuerdo mucho a mi mamá parándonos frente al televisor para saludar a la bandera porque mi padre iba a tocar el Himno ―relata Pantoja―. Él intentó que fuera músico, porque como también era maestro de una secundaria vio que era factible vivir de la música. Me compré mi primera batería y me metí a clases en la Casa del Lago. Pero no, yo creo que mi camino estaba en la promoción de la música, no en la música como tal.
―Viniendo de un padre dedicado a la orquesta sinfónica, ¿cómo es que le llegó la influencia del rock?
―En los sesenta me tocó vivir que mi hermano mayor formara un grupo durante el auge de la ola inglesa. Yo tenía como cinco años cuando estaba montando piezas de los Kinks, los Animales y todos esos grupos ingleses. Años después entré a la Facultad. En ese tiempo la Gaceta UNAM convocó un certamen para hacer una revista hecha por estudiantes para estudiantes. Metí un texto a concursar, gané, y me quedé como reportero de la sección de cultura. Luego la UNAM hizo un ciclo de rock en el Teatro de Arquitectura y no tenía quién lo coordinara. Así que entré a hacerlo y, aplicando todos mis conocimientos de reportero, acabó siendo muy bueno. Después de lo que ocurrió en el Festival de Avándaro [1971] con el tema de la represión, ¡imagínate la impresión que fue para los medios que en 1979 la UNAM programara rock en uno de sus teatros más simbólicos!
El tianguis que haría historia
A finales de ese mismo año (1979), Pantoja fue enviado por la gaceta universitara a hacerle una entrevista a la directora del Museo del Chopo, que entonces era Ángeles Mastretta. Después de cinco años de haber probado distintas actividades culturales, nada parecía atraer al público al Museo y había comenzado a buscar otras opciones. A media plática Ángeles Mastretta le preguntó:
―¿Tú no sabes quién hace el ciclo de rock en Ciudad Universitaria que está saliendo en los periódicos?
―Sí: yo ―respondió Pantoja.
―¿Tú? ¿Y cómo funciona? ¿Lo podrías hacer aquí? ―volvió a preguntar Mastretta.
―Por supuesto.
Y así fue como lo invitó a trabajar con ella en el Museo.
La historia que daría inicio al Tianguis del Chopo comenzó aquel día de 1979, un proyecto basado más en el ingenio de sus creadores que en el presupuesto del que disponían. El Tianguis nació en octubre de 1980 dentro del recinto universitario y vivió ahí sus primeros dos años de vida. Más tarde, cuando Mastretta y Pantoja tuvieron que suspenderlo por distintas razones, la semilla que sembraron germinó con autonomía y se convirtió en uno de los puntos culturales más importantes de la Ciudad de México y del país entero, no sin antes haber librado severos zafarranchos con las autoridades capitalinas en busca de un sitio estable.
―¿En algún momento pensó que el Tianguis llegaría a ser tan grande?
―Para nada. De hecho, cuando murió uno de los músicos del grupo Enigma!, sus hijos llevaron el féretro con el cuerpo adentro a recorrer el Tianguis. Fue una petición que él hizo antes de morir. Y pensar que algún día llegaría a pasar hasta ese ritual, pues no, nunca.
―¿Cree que el Chopo fue un factor fundamental en las carreras de las bandas del rock mexicano?
―Pues el Museo tuvo cinco años de rock nacional conmigo y lo que siento que fue mi logro es que las bandas cantaran en español. Al principio muchos querían cantar en inglés y yo les decía que no, que si querían tocar en el Chopo tenían que cantar en su lengua. Así que siento que esa fue mi aportación al fenómeno del rock mexicano. Otra cosa que se demostró en cinco años es que no hay nada de violencia en el rock, sino todo lo contrario.
―¿Cree que con el paso del tiempo el Tianguis se convirtió en una institución?
―Tanto Ángeles como yo le dejamos al Museo el concepto de un espacio de cultura popular y urbana, de un espacio alternativo para grupos independientes. Yo siento que el Tianguis capitalizó muchas cosas: Primero que nada ha logrado captar la atención de mucha gente y es un generador hasta de empleo. Hay diseñadores, editores, músicos en busca de bandas, disqueras independientes. También ha sido generador de mucha vida alterna en torno a la cultura del rock. La gente se siente parte de un espacio ganado por la misma ciudadanía, y es por eso que llegaron todas las diferentes tribus urbanas como los punks, los darquetos, los skatos, los emo y muchas más. Esa libertad de estar ahí, de expresarse, de manifestarse y hacerse visibles, es lo que hizo que el Tianguis sea lo que dijeron tanto José Agustín como Carlos Monsiváis.
El comunicador
Es difícil que el Chopo mantenga una esencia única a lo largo del tiempo, pues es un lugar de convergencia de distintas subculturas, las cuales, como es normal, se han ido transformando, deteriorando o incluso desapareciendo. No obstante, nuevas maneras de interpretar el mundo siguen emanando del corazón de la Ciudad de México y se han ido implementando al ejercicio sabatino del Tianguis.
―Para hablar acerca de su labor como promotor, ¿cree que hoy en día se debe repetir la fórmula que utilizó en el Chopo para otras actividades culturales?
―Claro. Yo salí del Museo en 1985 y la seguí repitiendo mucho, pero para cada espacio hay que pensar en una estrategia diferente. Lo fundamental y el objetivo que yo apliqué en cada proyecto era hacerle sentir a la gente que el lugar era suyo, que el espacio público le pertenecía. Hay que hacerle sentir a la gente que pueden llegar y que puede estar ahí sin tener que hacer nada. Estar con sus amigos platicando de discos, libros y tocadas. El tema está en comunicarlo bien. En ese sentido yo creo que mi trayectoria ha sido la de un comunicador. Soy promotor cultural y hago documentales, pero todo lo hago a través de una actitud de comunicador.
―Entonces, ¿cree usted que este tipo de espacios culturales pueden funcionar como una solución a los problemas de violencia que vivimos hoy en día?
―Totalmente. Yo trabajé para el gobierno capitalino en estrategias para que la cultura fuera un factor fundamental para recuperar los espacios públicos que se perdieron con la delincuencia.
―¿Qué estrategia cree que debe establecerse en la política cultural de este país?
―Se debe pensar en generar más proyectos de la calle, más populares. La cultura es una forma natural para que la gente conviva y utilice los espacios de su ciudad.
La nueva cinta
―¿De dónde salió la idea de ¿Oye cómo ves?, rock para niños?
―Esta película forma parte de una trilogía que se inició con Rupestre seguido por En la periféria, cinta con la cual captamos las tocadas que se hacen en la zona conurbada: Tlalnepantla, Ecatepec, Neza, en toda esa franja donde se da una gran actividad roquera. Ya como tercera parte pensé que sería bueno hacer algo con la escena de rock para niños. El título es un juego con la canción de Santana “Oye cómo va”. Cambié el “va” por “ves” porque el rock para los niños es muy visual. Los Qué Payasos se disfrazan, Perico hace cosas muy escénicas y toca con su microbatería. Entonces la idea es ésa: “Oye”, por lo que escuchan, y “ves” por lo que observan. Cuando invité a Toño Chávez a colaborar conmigo en la película pensé que no iba a querer por tener una trayectoria notable, pero la idea le encantó. Es un cineasta de corazón roquero.
―Siendo un productor que conoce esta escena musical, ¿qué cree que significa el rock en la vida de un niño?
―Es una opción cultural para los chavos. Cuando le propuse el tema a Toño se puso a investigar y se encontró con muchos videos de lo que hoy se conoce como “perreo”. Enseguida me dijo que teníamos que hacer algo al respecto, un trabajo bien hecho para enseñarles que hay otras opciones. Además, las letras de los grupos de rock infantil están muy bien cuidadas y pensadas para darle algo formativo al niño…
―Entiendo que a pesar de retirarse de la promoción cultural seguirá desarrollando proyectos en otros ámbitos, ¿ya tiene algo en mente?
―Tal vez siga con los documentales, o con otras cosas, pero después de 40 años de haber trabajado para los jóvenes voy a cambiar mi público objetivo. Pienso trabajar ahora para los ancianos como yo. Todavía no quiero ni puedo anunciar nada… pero esa es la idea. Tanto yo como el país estamos creciendo y hay que darle opciones a todos.
Programación
¿Oye como ves? Rock para niños se proyectará los siguientes días a las 12 horas en la Sala 7 de la Cineteca Nacional:
Sábado 17 de agosto (Estreno oficial). Presentan: Perico el Payaso Loco, Toño Chavez Murcia y Jorge Pantoja.
Domingo 18 de agosto: presentación de Qué Payasos.
Sábado 24 de agosto: presentación de Kalaquita Agogó.
Domingo 25 de agosto: presentación de Ahuizote Blues.
Sábado 31 de agosto: presentación de Compa Toño Canica.
Domingo 1 de septiembre: presentación de Patita de Perro
Sábado 7 de septiembre: presentación del grupo Cuando Cuentas Cuentos
Domingo 8 de septiembre: presentación de Yucatán a Go gó.