La Historia detrás de los personajes y la música de CriCri
Por Leticia Maldonado.- En algún momento de la vida, todos hemos escuchado y hasta entonado alguna canción de Cri cri, canciones que, sin duda alguna quizá marcaron la infancia de más de uno, ya sea por la ilusión de irse a dormir y como los 3 cerditos soñar y soñar o por miedo a que llegarán las brujas ante el mal comportamiento.
El autor de todas estas historias convertidas en populares canciones fue Francisco Gabilondo Soler, nacido en Orizaba Veracruz, el 6 de octubre de 1907 en una pequeña casa ubicada en el corazón de la ciudad.
Entre sus letras, destacan grandes historias del día a día como «la patita» que tenía que salir todos los días a buscar que llevar a sus patitos, ya que el papá era un holgazán. Algunas letras fueron más profundas y emotivas, como la de la muñeca fea, esa que lloraba en un rincon al haber sido olvidada por quienes en su momento peleaban por jugar con ella. ¿Alguna vez te has preguntado, cómo se llamaba la muñeca fea?… es probable que no, y es justamente Oscar Gabilondo, nieto de Francisco Gabilondo quien narra para El Demócrata y En Contacto, que la muñeca fea, se llamó «Mía», pues era tan hermosa que, las niñas peleaban por jugar con ella y decían ”es mía“.
Es así como, en un mundo donde las nuevas tecnologías se encuentran al alcance de todos, que la fundación Gabilondo Soler, se ha dado a la tarea de subir a las plataformas los cuentos y canciones de cri cri, con el único objetivo de crear en los más pequeños sed de personajes que apropiarse y construir de la mano del grillito cantor.
“Estamos en todas las plataformas, spotify, Apple music, Amazon, YouTube, en donde vas a escuchar algo más interesante, lo que hemos escuchado siempre fue grabado en estudio, en las disqueras, con el tiempo ha perdido interés, pero resulta que estas composiciones son en vivo, es decir, como se escucharon por primera vez en el radio».
Aunque Oscar es jóven, convivió mucho con sus abuelos y de ellos aprendió que una de las metas de “abuelo Pancho”, como solía llamarlo era lograr que los pequeños se imaginaran a los personajes como ellos quisieran, de tal modo que, el negrito sandía, podría ser alto, bajo, delgado o rollizo, y es precisamente en ese afán, que, de la mano con el gobierno local de Orizaba, se trabaja para que a finales de este año, el museo Cri cri ubicado en el interior del poliforum, cuente con un área de realidad virtual, con los más de 400 personajes.
“Para abuelito Pancho, los niños eran muy especiales e inteligentes, tontos nos hacemos con el tiempo porque nos dejamos llevar por otras cosas».
Amante de la astronomía, la lectura, la escritura y por supuesto de la música, el legado de Francisco Gabilondo Soler no tiene límites ni fecha de caducidad, a pesar de que en la actualidad nuestros niños viven inmersos en lenguajes soeces y violentos, sumamente alejados de la cultura y muchos de ellos en ambientes violentos, las canciones de Cri cri nunca pasarán de moda y siempre dejarán una gran lección en su corazón.