“La mina es su sepulcro”: viuda de Pasta de Conchos
México/Notimex. “Espero que ahora sí nos entreguen a nuestros maridos, nunca se había visto que dejaran a los mineros atrapados como si fuera un sepulcro”, dice con pesar Rosa María, esposa de Margarito, uno de los 63 mineros cuyos restos permanecen en Pasta de Conchos desde el 19 de febrero de 2006, cuando ocurrió la explosión de la Unidad Ocho.
“Queremos que nos entreguen sus huesitos para tener un lugar donde llevarles flores e irles a rezar…”, coinciden Hilda y Rosa María. Entrevistadas vía telefónica por Notimex, al recordar los días anteriores a la tragedia, ambas expresan que sus esposos les habían hablado del alto riesgo que presentaba la mina.
“Era una mina muy ´gasienta´, hay detectores que ellos usaban y ahí les marcaba las concentraciones. El mío andaba en lo último de la mina, muy adentro, no era suficiente el oxígeno, él se ahogaba, se sentía muy mal”, narra Rosa María Ríos Rangel, quien explica que Zamarrón Alfaro, en el momento del accidente, tenía 41 años de edad y estaba enfermo de diabetes.
“En diciembre de 2005, le platicó a un hermano mío que había venido de Estados Unidos, que la mina estaba muy fea, y mi hermano le dice ‘¿por qué estás ahí si sabes de los riesgos’? ‘No hay más, tengo que trabajar para mis hijas y para mi esposa, a mí me gusta laborar en la mina’”, detalla Hilda de Anda Gallegos, al recordar la conversación sostenida hace más de 13 años, entre su esposo Tomás Patlán Martínez, quien murió a los 31 años, y su hermano.
Las viudas de los mineros esperan que próximamente empiecen los trabajos de rescate de los restos de los 63 trabajadores que siguen en Pasta de Conchos, como es el compromiso de Andrés Manuel López Obrador desde que andaba en campaña, “porque los presidentes pasados ni siquiera lo mencionaban, ni trataron de hacer algo para recuperar los restos de nuestros maridos”, expresa Rosa María.
“En ese tiempo estaba (Vicente) Fox, y un reportero le preguntó: ‘¿ya fue a Pasta de Conchos?’ y le respondió: ‘¿ya fuiste tú?’. Ningún presidente había volteado para acá”, critica Hilda.
En relación al tema de la minería y debido a los accidentes ocurridos en las empresas de Grupo México, en su conferencia de este lunes 29, el presidente López Obrador anunció que va a convocar a los dirigentes sindicales y empresarios, “quiero proponerles que se establezca una mesa de acuerdos para atender todo lo pendiente, tanto en lo laboral como en lo ecológico, en 10 días va a estar instalada la mesa para la atención de las demandas de los trabajadores”.
Indicó que se tiene que prestar atención a este rubro “he venido cavilando porque hay desencuentros de tiempo atrás, no se han arreglado y vamos a buscar la manera de conciliar las partes, para cuidar a las empresas, la creación de empleo, pero el medio ambiente y la salud de los mexicanos por encima de todo”, explicó López Obrador.
Las viudas entrevistadas explican que la empresa propiedad de Grupo México indemnizó a las familias, de febrero a abril les estuvo pagando triple salario a los beneficiarios, actualmente los hijos reciben becas que continuarán cubriéndose hasta que terminen la universidad.
Sin embargo, destacan que las condiciones en que laboran los mineros son precarias, porque parte de ellos no están afiliados a sindicatos y algunas minas son irregulares.
“Mi esposo no pertenecía al sindicato, tenía tres meses de haber entrado a trabajar ahí. Él batallaba, de hecho, andaba consiguiendo sus botas y cascos, el contratista no les proporcionaba su equipo de seguridad…”, explica Rosa María, quien igual que Hilda radican en Las Esperanzas, Coahuila, que está a 45 minutos de Pasta de Conchos.
Ella actualmente trabaja en una maquiladora de costura en Sabinas, porque lo que les entrega el Seguro Social es insuficiente para cubrir los gastos familiares, “la pensión quedó muy corta, según ellos estaban con 300 pesos diarios, cuando le pusieron la pensión bajó a 80 pesos el salario”, debido a que la empresa no reportaba el total de los ingresos que recibían los mineros.
Añade que su esposo ya había vivido una experiencia similar cuando laboraba para la empresa Micare, estuvo 20 minutos atrapado en un caído, “decía que se sentía horrible, ‘es una desesperación que no tienes imaginación… para meter aire usaron una manguera, por esa manguera yo respiraba, había dos compañeros más, yo empecé a llorar, es una cosa que no te lo puedo describir, se siente horrible’”, recuerda Rosa María y añade con tristeza que en Pasta de Conchos no lo rescataron: “Pobre, cómo sintió otra vez ese miedo”.
Rosa María explica que Grupo México les permite cada año llevar flores, celebrar una misa en la entrada de las instalaciones, pero no pueden acceder a la boca de la mina donde quedaron sus esposos.
“Sí, hay guardias, de hecho, cuando vamos a los aniversarios llegan los guardias que estaban en ese tiempo (del accidente), en cada puerta ponen un guardia, nos reconocen, ‘pásenlos, déjenlos pasar’, nada más al patio, tienen cercado, la reja está cerrada, solo pasamos al patio, a la misa”, expresa.
Hilda rememora el día 19 como una fecha que representa días de felicidad y tristeza en su vida: “un 19 empecé a andar con él, el accidente fue el 19 y luego mi hijo nace siete meses después también en un día 19”, les platico a mis hijas que no sé cómo llamarle a eso, ellas son las más dañadas por la pérdida de su papá”.
Su esposo sabía que ella estaba esperando su tercer hijo, “’ya estamos embarazados, vamos a tener el niño’, era su ilusión tener un hombrecito”, ahora quiere contar con un lugar donde hacer un altar a los restos.
“Ay, pues nosotros estamos muy emocionados, sabemos que sólo hay restos, no sé, huesitos. Desde siempre, desde que pasó el accidente siempre le he pedido a Dios que los saquen. Mis hijas están muy emocionadas, le vamos a hacer su capillita, llevarle sus flores, poner su foto”, confía Hilda.