Ministro Toru Shimizu celebra origen compartido entre Japón y México

México., 04 de abril/Notimex. Toru Shimizu, ministro de Japón en México, aseguró que desde tiempos inmemoriales, ambas naciones comparten una historia común, y se remitió a la época en la que hombres primitivos de Asia cruzaron el Estrecho de Bering, hace ya 15 mil años, para llegar a lo que hoy es América todavía virgen.

Entrevistado en el marco de la Semana de Japón en México, que tuvo sesión la noche de este martes en la librería Octavio Paz del Fondo de Cultura Económica (FCE), Shimizu comentó a Notimex que “parte de esa migración que llegó a América procedente de Asia se fincó en el territorio que hoy se conoce como México, por eso nuestra raíz milenaria es la misma”.

Al respecto, el representante nipón recordó que entre sus primeras experiencias al llegar a México, dentro de su presente misión diplomática, fue visitar la pintoresca isla de Pátzcuaro, en el centro del lago de Janitzio, en Michoacán. Le interesaba muchísimo conocer una de las tradiciones más importantes de este país: la celebración del Día de Muertos.

Explicó que tras asistir a ese ritual y quedar verdaderamente maravillado, ha convencido a numerosos conciudadanos, entre embajadores, ministros y agregados de la embajada de su país en México para que visiten esa zona lacustre de Michoacán, porque en su perspectiva, esa es una de las manifestaciones culturales más importantes del mundo.

La víspera, Shimizu se dijo orgulloso de poder formar parte de la Semana de Japón en México, celebración que se desarrollará del 2 al 7 de abril en diversas sedes.

Es una iniciativa del FCE y la Editorial Sexto Piso; este martes, Alejandra Dávalos e Hildebrando Castro tomaron parte en la mesa “Japón visto desde México. Charla introductoria a la cultura japonesa”.

En su oportunidad, Alejandra Dávalos, profesora de Historia Contemporánea del Mundo, Japón y México en la Universidad Anáhuac, manifestó que antes de que esta tierra fuera llamada México, ya tenía relaciones comerciales y culturales con ese archipiélago que ya se llamaba Japón y recordó cómo se fue cocinando dicha relación que hasta hoy perdura.

“En 1874 llegó a Japón un grupo de científicos mexicanos para la observación de Venus, encabezado por Francisco Díaz Covarrubias, quien publicó un informe, tan notable como detallado, sobre Japón y la conveniencia de establecer, a la brevedad posible, relaciones diplomáticas y comerciales en beneficio de ambas naciones”, ilustró la historiadora.

Con ese viaje germinó la idea de entablar relaciones y así México se convirtió en el primer país en establecer vínculos con Japón, lazo que este año cumple 130 años, añadió Dávalos. Anotó que en términos generales, ambos países han tenido beneficios en migración de personas, equidad de oportunidades educativas y culturales, aranceles y más.

Dijo que los poetas mexicanos José Juan Tablada y Octavio Paz dedicaron muchísimas páginas de sus obras literarias a Japón, nación a la que quisieron no idealizar y ser muy objetivos, pero la belleza, historia, costumbres y tradiciones los rebasaron, porque al poner un pie en ese país, sus expectativas se vieron superadas a cada paso que dieron.

Enfatizó que en 1900 el poeta Tablada viajó al país nipón enviado por Jesús Luján, mecenas de la famosa Revista Moderna y fruto del viaje fue el libro En el país del Sol; le siguió Efrén Rebolledo, quien permaneció 10 años en esa nación como diplomático que era, y escribió poesía y dos novelas de tema japonés, Nikko y Hojas de bambú.

Además, en 1913, Kumaichi Horiguchi, encargado de negocios de la Legión de Japón en México, brindó refugio y protección a la esposa y a otros parientes más del presidente de México, Francisco I. Madero, durante la Decena Trágica que tuvo lugar del 9 al 19 de febrero de ese año, como una intentona por derrocar al primer mandatario.

Por su parte, Hildebrando Castro, quien ha realizado diversos estudios en el campo de la cultura, la religión y las artes de Japón, precisó que ambas naciones celebrarán el 30 de noviembre próximo 130 años de relaciones diplomáticas, y centró parte de sus declaraciones en temas como arquitectura, escritura, poemas, cuentos y novelas del país asiático.

Celebró, asimismo, el entrenamiento espiritual, la ceremonia del té, los modales refinados, la complicada caligrafía, la disciplina, y la importancia que todos los japoneses dan a lo quieto y lo callado. De la misma manera, habló del budismo y sus variantes, y de una serie de termas más alrededor de la cultura y la vida cotidiana de Japón.

 

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