Nicanor Parra se justificó en vida como figura clásica: Geney Beltrán

Juan Carlos Castellanos C. (Especial). México, 24 de enero/Notimex. El editor, crítico literario, traductor, ensayista, novelista y actual coordinador nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Geney Beltrán Félix lamentó hondamente la muerte del poeta chileno Nicanor Parra (5 de septiembre de 1914-23 de enero de 2018), cuya obra marcó a la literatura hispanoamericana de las décadas más recientes.

Entrevistado por Notimex, el autor de El espíritu débil subrayó que es muy lamentable la noticia del fallecimiento de Nicanor Parra, aunque por otro lado, “tenía ya 103 años de edad y, quizá, ya era justo para su existencia despedirse de este mundo terrenal”, eso en el sentido de que demostró con su longevidad también “una presencia muy vital en la poesía hispanoamericana de vanguardia, como figura irrefutable”.

Explicó que a pesar de que cuando se dio a conocer e irrumpió de manera muy crítica con su libro Poemas y antipoemas, en los años 40, provocando polémicas y diferendos, con las décadas se convirtió en un clásico viviente de la poesía de Hispanoamérica.

Ese es un libro que marcó una antes y un después en la poesía como no se veía desde la experiencia vanguardista de César Vallejo, Vicente Huidobro o Pablo Neruda.

Parra desacralizó el lenguaje poético, los temas líricos y la propia figura del poeta, “del yo que habla en un poema y que estábamos acostumbrados a asociar (no siempre porque no hay que esquematizar) con una figura tocada por los dioses, con un ente sufriente, o con un representante de la condición humana. “Y el yo lírico que emerge en Poemas y antipoemas es un yo que ejerce la autoparodia”, anotó Beltrán Félix.

No sólo eso, sino que ese yo incorporó temas prosaicos, aparentemente vulgares, triviales o intrascendentes y, por otro lado, no tiene problemas en incorporar el lenguaje de la calle, el lenguaje sucio no trasmutado por la imaginería, la metáfora o la ambición de una sacralidad en el plano estilístico. “En Latinoamérica, la única experiencia parecida que habíamos tenido fue con los poetas brasileños de los años 20”.

Ellos habían agregado a sus textos las costumbres de la ciudad, la ironía y la parodia, dijo Geney, quien abonó que Parra fue el agente irruptor que transformó la poesía en nuestra lengua gracias a operaciones aparentemente antiliterarias, porque iban en contra de lo que se consideraba propio, adecuado o necesario de la expresión poética. “Así, generaciones en español más recientes deben mucho a Nicanor Parra”.

Para el entrevistado, la obra de ese poeta mantuvo siempre el signo rebelde, heterodoxo, muy transgresor y gozoso, vitalista e identificado con las fuerzas de la vida y del gozo, y en el momento en que Nicanor Parra llegó a convertirse en una referencia absoluta, “se perdió el original ambiente de polémica, es decir, se justificó como una figura clásica en vida, y por eso no es raro que haya obtenido el Premio Cervantes”.

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