Practicar yoga ayudaría a enfrentar el cambio climático

Naciones Unidas/Notimex. El yoga constituye hace mucho tiempo un alerta sobre la interdependencia entre las personas y la naturaleza, y su práctica puede ayudar a proteger el entorno y aún a enfrentar el cambio climático, considera el biólogo y científico Ahmed Soliman.

“Sé que puede sonar esotérico, pero practicar yoga ayuda a las personas a entender mucho mejor quiénes son”, añade en declaraciones difundidas este jueves por Noticias Onu, en vísperas del Día Internacional del Yoga, que este año se dedica a la respuesta al cambio climático.

La efeméride cada 21 de junio fue establecida luego de que la Asamblea General de la ONU obtuviera el histórico voto unánime de sus 193 Estados miembros para instituirla a partir de 2015.

Soliman cree que al entender esta interdependencia y más aún al “sentirnos bien con nosotros mismos, no buscamos gratificaciones excesivas y con esto nos hacemos conscientes de la naturaleza y el medio ambiente también”.

Según el sitio Noticias ONU, el sólo hecho de hacer a las personas conscientes de su respiración es una forma de vincularlas con su propia naturaleza y con su medio.

Por ello, hacer yoga “ha tenido siempre una dimensión ecológica que, no obstante, en la vida moderna llega a ignorarse cuando se piensa que se trata nada más de un ejercicio físico, pero su práctica puede ayudar a proteger ese entorno y a hacer frente al cambio climático.

Explica que al árbol, la postura de yoga más conocida con un nombre alusivo a la naturaleza, se añaden la montaña, la flor de loto, el águila y la cobra, entre muchas otras.

Las evocaciones del entorno natural han sido constantes durante miles de años en la práctica del yoga y podrían atribuirse a que las imágenes de la naturaleza son simples y a que todos las conocen y pueden relacionarse con ellas.

Pero esta atribución podría quedarse en lo superficial, en realidad la relación entre yoga y naturaleza es más profunda.

Yoga es una palabra en sánscrito que significa unión, la unión del cuerpo y la mente, la unión del ser humano y su entorno, la unión de la persona y el universo, explica.

En estos cinco años, la reacción internacional frente a este Día ha superado las expectativas, dice a su vez Syed Akbaruddin, embajador ante las Naciones Unidas de la India, el país que patrocina esta iniciativa.

Akbaruddin hace ver que el yoga es parte de la corriente de la sociedad civil que busca modelos más saludables en todos los terrenos.

¿Por qué se eligió la acción contra el cambio climático este año para marcar el Día internacional? “La respuesta a ese evento ya no es un lujo sino una necesidad”, plantea.

“Globalmente hay una mayor conciencia del impacto que el cambio climático está teniendo en nuestras vidas y de la necesidad de hacer algo al respecto. Desde nuestra perspectiva, el enfoque sostenible que tiene el yoga es clave para un estilo de vida que puede ayudar en la respuesta al cambio climático”, dice.

Akbaruddin pregunta: ¿Y cómo es que el yoga infunde esta conciencia y deseo de sostenibilidad? ¿Qué tiene que ver pararse de cabeza con el futuro del planeta?

Soliman explica el fenómeno desde su formación de biólogo y científico del medio ambiente, tras haber estudiado y trabajado profesionalmente en ese campo, al indicar que “si hay algo que puedo asegurar es que para que un ecosistema funcione correctamente hace falta un equilibrio. No podemos ir a un extremo o a otro.”

Aunque originario de Egipto, Soliman trabajó en el estado de California y con el gobierno federal de Estados Unidos. Ahí, parte de su labor era proteger las especies y los hábitats amenazados.

Sabe que ni siquiera en esos casos de riesgo se debe sobreproteger o centrar toda la atención y energía en las especies en cuestión porque eso afectaría a otras especies y hábitats, alterando el equilibrio.

“Para que los ecosistemas y las especies se desarrollen en la naturaleza debe haber cierto equilibrio. Lo mismo pasa con el yoga. El yoga nos enseña a encontrar el centro, a ser equilibrados, a no ir a los extremos. La mejor opción es la del centro, la del equilibrio”, expone.

Insiste en que esta búsqueda de equilibrio empieza en el tapete, haciendo las posturas.

Poco a poco, a medida que se sigue practicando yoga, el estado contemplativo de bienestar que se logra con la respiración empieza a instalarse en la vida cotidiana y esto a su vez conduce a cambiar ciertos hábitos y costumbres dañinas que también perjudican al medio ambiente, dice.

Las posturas de yoga hacen evidente la importancia del equilibrio en todos los aspectos de la vida. Soliman cita un ejemplo muy gráfico: pararse de manos.

En sánskrito, la lengua del yoga, se dice Adho Mukha Vrksasana, que se traduce como árbol de cabeza.

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