Relato de una desaparición forzada en Xalapa

Juan David Castilla Arcos. Xalapa, Ver., 13 de mayo de 2018. El hijo de doña Viola Ortiz salió de casa para llevar a su novia con su familia. Fue la última vez que se supo algo de él, desde ese 22 de octubre de 2017.
 
El joven de 28 años agarró la fiesta hasta el día siguiente. Acostumbraba ingerir bebidas embriagantes en su barrio, en la congregación Chiltoyac, rumbo a El Castillo.
 
Cuando su novia ya estaba en casa, compró unas cervezas y comenzó a divertirse, después de un mes de abstinencia. Su familia le había insistido que dejara el vicio.
 
Marco Ernesto Hernández Ortiz se perdió junto con su primo Valente.
 
Su madre muere de angustia. Tiene la esperanza de encontrarlo con vida. Es una de las miles de mamás que buscan incansablemente a sus hijos en la entidad veracruzana.
 
“Todavía lo vieron (vecinos de la zona) como a las 12 (del día), tomando en una cantina”, relata la mujer.
 
En la congregación hay dos tiendas, mejor conocidas como cantinas, donde cualquier persona compra sus bebidas y posteriormente las ingiere en la vía pública.
 
“Son dos cantinas cerca, la de abajo dice que estaban tomando en la de arriba y que ahí estaban sentados y los de arriba dicen que estaban tomando en la parte de abajo, pero que estaban tomando arriba, uno a otro se echan la bolita y nadie quiere decir nada”.
 
El joven nunca había escapado de casa. Siempre avisaba sobre sus actividades programadas.
 
“Nunca salía. Si iba a un baile a San Juan o venía al Tronconal, venía con su novia, la traía en la moto. Cuando faltaba nos avisaba: me quedé en tal parte, llego temprano o llego a media noche, me esperan”.
 
Búsqueda incansable 
 
La señora tiene 52 años. Padece fuertes dolores en las rodillas por desgaste. Es ama de casa. 
Pese a su malestar, dejó su rutina y protestó en Xalapa durante el 10 de mayo: Día de las Madres.
 
Se concentró frente al panteón Palo Verde junto con integrantes de los colectivos Familiares Enlaces Xalapa y Buscando a Nuestros Desaparecidos.
 
Posteriormente, marcharon de ese lugar al Monumento a la Madre, ubicado en la avenida Ávila Camacho, donde ya los esperaban integrantes del Colectivo por la Paz.
 
Doña Viola sostenía con sus manos una fotografía de su hijo, tamaño tabloide.
 
“No sabes cuánto te extrañamos, que Dios te cuide dónde estés. Ayúdanos a localizarlo”, era el mensaje que acompañaba a la imagen.
 
Sus padres han recorrido todos los hospitales de la ciudad. No hay rastro de él. Ningún familiar o amigo lo ha visto en otra zona de la ciudad.
 
La policía estatal y la Fiscalía General del Estado (FGE), a cargo de Jorge Winckler Ortiz, tampoco saben de él.
 
“Cuando voy (a la fiscalía) me dicen que no es el único desaparecido, qué hay miles de desaparecidos y que no se van a dedicar nada más a un caso. ¿Pues qué esperanza tiene uno, no?”, relata la madre.
 
Incertidumbre
 
Nadie ha informado a la familia sobre un hecho concreto que explique el motivo de la desaparición. Nunca tuvo problemas con alguien, al menos su madre y su padre Aniceto Hernández Trujillo así lo externan.
 
Marco Ernesto había laborado por cuatro años en un taller como auxiliar de un mecánico. 
El negocio se encuentra en la colonia Revolución y todos los días se trasladaba a ese lugar.
 
Sin embargo, faltó a la chamba los últimos 20 días por un presunto dolor de espalda, que le impedía cargar cosas pesadas y hacer cualquier tipo de esfuerzo.
 
“Ya llevaba algo trabajando, era de confianza para el mecánico, porque él abría, el jalaba las llaves del taller. Era responsable, le tenían confianza”, narra su papá.
 
Don Aniceto se percató en la FGE de que Marco Ernesto estuvo ese fin de semana (de su desaparición) en la colonia Revolución, según el GPS del teléfono celular analizado por las autoridades.
 
“Fue a ver a su patrón que iba a regresar a trabajar al siguiente lunes, porque ese día era sábado. Dice su novia que le había dicho (Marco) que iba a regresar lunes, creemos que sí fue a la Revolución, fue a ver a su patrón”.
 
El rostro de Viola entristece por la ausencia de Marco.
 
“Su patrón siempre decía que era un muchacho muy comportado, obediente y muy apurado porque saca rápido los trabajo. Después de la desaparición lo buscamos y nos dice que nunca supo que tuviera problemas en el taller, ni con nadie”, cuenta la madre.
 
La congregación Chiltoyac es una zona considerada inseguridad, también la colonia Revolución -puntos donde pudo haber estado Marco antes de su desaparición-.
 
Aumentan 70% desapariciones 
 
De acuerdo con la representante del Colectivo por la Paz, Sara González Rodríguez, hay policías que continúan ejerciendo desapariciones forzadas durante el actual gobierno estatal.
 
Ella participó en una marcha de madres de desparecidos que inició en la avenida Xalapa y concluyó en el Monumento a la Madre.
 
A su juicio las desapariciones forzadas continúan en aumento por el cambio de gobierno en Veracruz, es decir, desde hace más de un año.
 
“Los policías siguen siendo lo mismo, siguen haciendo lo mismo, mentira que esto ya se acabó, al contrario, ellos siguen delinquiendo, ellos siguen siendo la delincuencia uniformada, como siempre les he llamado, es mentira que cambió, al contrario, hubo un incremento en este cambio de gobierno, que creíamos que iba a ser diferente”.
 
El delito mencionado ha incrementando hasta 70 por ciento en comparación con administraciones pasadas.
 
“Ya escuchar que en un fin de semana 27 casos dolosos, no se había escuchado eso, había cinco o seis casos, pero ahorita estamos en un momento espantoso, seguimos en lo mismo”.
 
Aunado a la anterior, algunas familias no interponen la denuncia ante la Fiscalía General del Estado, “porque las autoridades no hacen nada”.
 
“Hay un caso en Coatzacoalcos que no quieren denunciar, estamos igual”, subraya la activista.
 
La madre de Ivanhoe Mass González, quien fue levantado por policías de la Intermunicipal Veracruz-Boca del Río el 14 de marzo de 2010, confirma que continúan surgiendo nuevos colectivos de familiares de desaparecidos en la entidad veracruzana, situación que muestra la magnitud del problema.
 
Cabe mencionar que el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED) revela que desaparecen más adultos, niños y jóvenes en cualquier circunstancia.
 
Incluso, Jorge Winckler Ortiz, titular de la Fiscalía General del Estado, admitió en enero pasado, ante el Congreso de Veracruz, que hay 3 mil 600 casos de desaparecidos.

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