Seis datos sobre la conexión entre la naturaleza y el coronavirus
Nairobi/Notimex. Alrededor de 60 por ciento de las enfermedades infecciosas en humanos y 75 por ciento de enfermedades infecciosas emergentes son zoonóticas, o sea transmitidas por animales, porque la constante erosión de áreas silvestres nos ha puesto incómodamente cerca de las especies portadoras, animales y plantas que albergan enfermedades que pueden pasar a los humanos, afirma Inger Andersen.
Andersen, directora del Programa de Las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), afirma también que “nunca antes habían existido tantas oportunidades para que los patógenos pasen de los animales silvestres y domésticos a las personas”.
Las zoonosis que surgieron o reaparecieron recientemente son el ébola, la gripe aviar, el síndrome respiratorio del Oriente Medio (MERS), el virus Nipah, la fiebre del Valle del Rift, el síndrome respiratorio agudo severo (SARS), el virus del Nilo Occidental, el virus del Zika y, ahora, el coronavirus que causa la COVID-19, y todos están vinculados a la actividad humana.
Los científicos y especialistas que trabajan en el PNUMA han estado reuniendo los últimos datos científicos sobre el coronavirus. Si bien el origen preciso del brote y su vía de transmisión aún no se han confirmado, el organismo dio a conocer seis puntos importantes que vale la pena conocer:
La interacción de los humanos o el ganado con la vida silvestre los expone al riesgo de propagación de patógenos potenciales; para muchas zoonosis, el ganado funciona como un puente epidemiológico entre la vida silvestre y las infecciones humanas.
Los impulsores de la aparición de enfermedades zoonóticas son los cambios en el medio ambiente, usualmente como resultado de actividades humanas que provocan alteraciones en el uso del suelo, en el clima, en los animales o huéspedes humanos y en los patógenos, que siempre evolucionan para explotar nuevos huéspedes.
Los virus asociados con los murciélagos surgieron debido a la pérdida de sus hábitats a causa de la deforestación y la expansión agrícola. Los murciélagos juegan un papel importante en los ecosistemas al ser polinizadores nocturnos y depredadores de insectos.
La integridad de los ecosistemas sustenta la salud y el desarrollo humanos. Los cambios ambientales inducidos por el hombre modifican la estructura de la población de vida silvestre y reducen la biodiversidad, lo que resulta en nuevas condiciones ambientales que favorecen a los huéspedes, vectores y / o patógenos particulares.
La integridad de los ecosistemas puede ayudar a regular las enfermedades al promover la diversidad de especies para que sea más difícil que un patógeno se extienda, amplifique o domine.
Es imposible predecir de dónde vendrá el próximo brote o cuándo será. La evidencia creciente sugiere que los brotes o enfermedades epidémicas pueden volverse más frecuentes, a medida que el clima continúa cambiando.
“Nunca antes habían existido tantas oportunidades para que los patógenos pasen de los animales silvestres y domésticos a las personas. Nuestra continua erosión de las áreas silvestres nos ha puesto incómodamente cerca de las especies portadoras, animales y plantas que albergan enfermedades que pueden pasarse a los humanos, concluye la directora del PNUMA, Inger Andersen.