Sergio Galindo retrató realismo, surrealismo y misticismo de México

México, 02 de enero/Notimex. A 25 años de su muerte, ocurrida el 03 de enero de 1993, el narrador y poeta mexicano Sergio Galindo continúa siendo una presencia indispensable de la literatura por retratar el realismo, surrealismo y misticismo de la cultura mexicana.

Es recordado por obras como La comparsa (1964); El Nudo (1970), considerada su novela más compleja; ¡Oh, hermoso mundo! (1975); El hombre de los hongos (1975), llevada al cine por Roberto Gavaldón (1909-1986), y Retrato de Polonia (1979).

Integrante del grupo de autores de la mitad del siglo XX, Galindo dotó a obras como Otilia Rauda y Polvos de arroz de los ingredientes trágicos y arquetípicos que se convirtieron en su sello personal a lo largo de una destacada carrera literaria.

Considerado por la escritora Beatriz Espejo como “un narrador dueño de sus armas”, Sergio Galindo nació el 02 de septiembre de 1926 en Xalapa, Veracruz, de acuerdo con su perfil publicado en la página web escritores.cinemexicano.unam.mx.

Cursó su educación superior en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y luego, a fin de concluir sus estudios, viajó a Francia (de 1951 a 1952), gracias a una beca del Departamento de Turismo de la Secretaría de Gobernación.

Inició su carrera literaria a los 25 años de edad, con la publicación del libro de cuentos La máquina vacía (1951). En 1959 escribió su primera obra extensa: La justicia de enero.

Miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML) desde 1975 hasta su fallecimiento, Galindo también realizó adaptaciones para teatro, como Este laberinto de hombres y Un Dios olvidado, de Francois Mauriac (1885-1970).

Además, laboró en la Dirección General de Divulgación de la Secretaría de Educación Pública (de 1970 a 1972) y fundó la Editorial de la Universidad Veracruzana (UV), que dirigió de 1957 a 1964.

Fundó y dirigió la revista La palabra y el hombre, así como la colección Ficción, de la editorial de la UV, instaurada en 1958 con la novela Polvos de arroz. Como director del Departamento Editorial de la UV impulsó, con notable acierto, las letras hispanoamericanas, mediante la publicación de diversas obras de autores latinoamericanos, indica la página web mcnbiografias.com.

También fue catedrático de Estética en la Escuela de Teatro de Xalapa (1953) y becario del Centro de Escritores Mexicanos (1955-1956), así como subdirector (1972-1974) y director general (1974-1976) del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

A lo largo de su trayectoria fue galardonado en numerosas ocasiones, entre los premios obtenidos destacan: el Mariano Azuela 1984, por el conjunto de sus novelas; el Bellas Artes de Literatura 1984; el Xavier Villaurrutia 1986, por su novela Otilia Rauda, y el José Fuentes Mares 1987.

Además de las condecoraciones Honorary Officer of the Most Excellent Order of the British Empire (1975), de Gran Bretaña; Méritos en la Cultura (1976), de Polonia; y la Orden de la Estrella (1977), de Yugoslavia, según el portal bellasartes.gob.mx.

Sergio Galindo, autor de cuatro libros de cuentos y nueve novelas, varios de ellos traducidos al inglés, polaco, francés y alemán.

El literato es considerado, en palabras de Emmanuel Carballo, como el escritor que mejor estructura sus obras y el que mejor sabe contar sus anécdotas, con una facilidad que no se aprende en los manuales de perceptiva literaria.

El dramaturgo Joaquín Armando Chacón lo describe como un escritor sereno, lleno de conocimientos técnicos que estaban al servicio de la historia que quería contar y sin la pretensión de alardear, asumiendo a conciencia que el fondo y la forma estaban unidos para complementarse y para expresar el arte.

A decir de la crítica especializada, su producción narrativa se caracteriza por crear personajes sumidos en un caos trágico, representantes de todas las clases sociales del país, así como numerosos espacios que definen un vasto y complejo universo narrativo.

Entre los temas que continuamente aparecen en sus piezas literarias figuran la transgresión social, la aniquilación de los seres humanos más débiles y el juego de las pasiones extremas, en especial la pulsión sexual.

Fue becario del Centro Mexicano de Escritores entre 1955 y 1956 donde tuvo como maestra a la reconocida dramaturga y narradora Luisa Josefina Hernández.

Su último libro de cuentos fue, Terciopelo violeta (1985). En 2004 publicó una pieza de teatro, Más encima… el cielo. Falleció el 03 de enero de 1993 a causa del enfisema pulmonar.

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