Terquedad, secreto del artista para lograr éxito: José Esteban Martínez

Mary Chávez. (Corresponsal). Fresnillo, Zac., 26 de noviembre/Notimex. Terco, irreverente, creativo y emprendedor, son algunos de los calificativos que definen al artista zacatecano, José Esteban Martínez, reconocido internacionalmente por su obra pictórica, llena de colorido y mexicanidad.

Para el pintor, con más de tres décadas de trayectoria, lo importante para alcanzar el éxito “en este oficio no es lo bueno que seas; sino lo terco. Es de mucha constancia”, afirma en entrevista exclusiva con Notimex, en la que da su visión de la vida, el arte y la cultura.

Esa terquedad lo llevó a realizar exposiciones individuales y colectivas en Madrid, Nueva York, París, Italia, Estados Unidos, Argentina y México; a incursionar en televisión y radio; y festivales de cine en Zacatecas, Guadalajara, Morelia, Chihuahua y UNAM.

Se dice “aprendiz de brujo autodidacta” y con su arte muestra, y constantemente se burla, de la vida, del momento político, de la idiosincrasia y las costumbres de México. Pero lo hace a través de una colorida, brillante, llamativa y viva obra.

Muestra de su irreverencia son los títulos que da a sus exposiciones: Qué tanto es poquito, Un hombre con suerte y Me muero de ganas de vivir (el último lo puso luego de sufrir un infarto) y a sus cuadros: Tacabrón Olvidarme, El dilema de un Sancho, El Santito, El candidore, La comezón, Las tetas y La quinceañera.

En 1985, este diseñador gráfico llegó por casualidad a la pintura e inició la aventura que le ha dado satisfacciones, lo ha hecho evolucionar y le da la experiencia para reconocer que falta mucho por hacer en el ámbito cultural de México y Zacatecas.

Mientras platica, en su estudio trabaja en cuadros que formarán parte de dos exposiciones: Oaxaca, en diciembre; y Ciudad de México, en Julio de 2019. Faena que deja para reprender por la pregunta de cuánto tarda en concebir un proyecto.

Los proyectos no tienen tiempo. Lo importante es “siempre agarrar la idea. Es ser terco y concluirla”, reitera el contemporáneo de los pintores zacatecanos Manuel Felguérez, Rafael Coronel, Juan Manuel de la Rosa e Ismael Guardado.

Sobre la decisión en el uso de los colores en sus obras, añade que nunca lo piensa. “Es algo que se da solito” y se va descubriendo conforme los mezcla, porque muy pocas veces usa los tonos primarios, apunta.

Siempre pinta para él y el trabajo lo concluye cuando lo satisface, porque si no lo vuelve a empezar, indica Martínez al aclarar que ha evolucionado: hoy no es el mismo de hace 10 o 15 años. Ahora siente que tiene un estilo propio, personal.

En su larga carrera como artista plástico no sólo se ha dedicado a pintar y grabar, ha incursionado como funcionario público, emprendedor, innovador e ilustrador de más de un centenar de libros.

¿Por qué lo ha hecho? Porque considera que “el pintor no tiene que estar únicamente pintando en su casa cuadritos. Puede hacer muchísimas cosas que verdaderamente le den un plus a su arte” y convertirse en empresario, porque “el maná no cae del cielo”, acota en la amena charla.

Refiere la necesidad de los artistas de “venderse” y “promoverse” para obtener de su talento una ganancia que le permita “vivir bien”, porque en México la producción cultural está desmotivada por falta de incentivos y programas gubernamentales.

Sin embargo, indica que eso no es limitativo, pues el creador debe buscar alternativas. Ejemplifica con su propia historia: “Mi economía se basa en mi pintura. Y me va bien. Pero ¿Cuántos colegas que pintan normalmente a veces no tienen ni para el camión? Eso no se vale, se responde.

Por ello, este innovador creó su propia firma José Esteban Martínez, al plasmar sus obras en diversos artículos para su venta, como prendas de vestir (playeras, corbatas y mascadas), llaveros, libros y alhajeros.

Crítica que los artistas se hayan vuelto “parásitos” y vivan sólo de apoyos gubernamentales. También revira contra los gobiernos de Zacatecas y federal. El primero, porque no ha sabido impulsar económicamente la cultura y el segundo, por carecer de una estrategia. La tarea en cultura todavía es mucha, advierte.

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