Violencia durante elecciones en Afganistán dejó cifra récord de víctimas

Kabul, 06 de noviembre/Notimex. Los ataques armados y atentados explosivos de la insurgencia talibán para interrumpir las elecciones legislativas del mes pasado en Afganistán, dejaron un número récord de civiles muertos y heridos, denunció hoy la misión de las Naciones Unidas (ONU) en el país asiático.

En un informe, la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) destacó que 435 civiles fueron víctimas de la campaña deliberada de violencia e intimidación llevada a cabo por el Movimiento Talibán para interrumpir las elecciones parlamentarias.

Bajo el título: Violencia en las elecciones de 2018, la UNAMA documentó un total de 56 civiles muertos y 379 heridos antes, durante y en los días subsecuentes en los que se llevaron a cabo las votaciones legislativas, el pasado 20 de octubre.

La mayoría de las bajas civiles relacionadas con la violencia ocurrieron precisamente el día de los comicios, con un total de 388 víctimas civiles (52 muertes y 339 heridos), cifras récord en comparación con las cuatro elecciones anteriores celebradas en Afganistán.

“El nivel de daño civil vinculado a las elecciones parlamentarias es particularmente alto en comparación con las anteriores, cuando se tomaron en cuenta muertes y lesiones resultantes de la violencia relacionada desde el registro de votantes y periodos de campaña”, destacó.

El informe documenta una gran preocupación por los numerosos ataques de grupo antigubernamentales, principalmente del derrocado régimen del Talibán, dirigidos contra objetos civiles y áreas pobladas, incluidas agresiones contra escuelas utilizadas como centros de votación.

Estos ataques se llevaron a cabo principalmente utilizando sistemas de fuego indirecto como cohetes, granadas y morteros, así como dispositivos explosivos improvisados (IED), todos los cuales tienen efectos indiscriminados, agregó la UNAMA.

El informe, publicado en el sitio de UNAMA,  también destaca el aumento en las amenazas, intimidación y hostigamiento, incluidos secuestros, llevado a cabo por los militantes antes de las elecciones, que obligaron a muchos afganos a elegir entre ejercer su derecho a participar en el proceso y arriesgar su seguridad.

“Estos incidentes, tomados junto con una serie de declaraciones públicas hechas por el talibán sobre las elecciones, revelan una campaña deliberada con la intención de interrumpir y socavar el proceso, y privar a los ciudadanos afganos de su derecho a participar libremente en el proceso sin temor”, subrayó.

Recordó que de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos, toda persona tiene derecho a participar en los asuntos públicos, a votar y a ser elegida para el gobierno sin discriminación y sin restricciones irracionales.

“Todos los ciudadanos, ya sean votantes, candidatos o personal relacionado con las elecciones, tienen derecho a estar libres de temor e intimidación en todas las etapas del proceso electoral”, destacó la UNAMA en su informe.

Al menos 20 policías y 15 insurgentes talibán murieron la víspera durante un enfrentamiento en la provincia occidental afgana de Farah, mientras combates similares en las centrales Uruzgan y Ghazi han causado la muerte de 40 civiles en los últimos días, según un reporte de la agencia PAN.

El Movimiento Talibán, que proclama el extremismo religioso islámico, llegó al poder en Afganistán en 1996, bajo la imposición de una de las más estrictas interpretaciones de la Sharia (Ley Islámica), que se hizo famosa internacionalmente por el maltrato a las mujeres.

Durante el régimen del Talibán, las afganas se vieron obligadas a usar la burka, una túnica que las cubre de cabeza a pies y sólo tiene una abertura a la altura de los ojos, tenían prohibido trabajar y recibir educación después de los ocho años, salvo para el estudio del Corán.

El régimen fue derrocado tras la invasión de Estados Unidos a fines de 2001, luego de los atentados del 11 de septiembre de ese año contra las Torres Gemelas, orquestado por el fallecido líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, quien en ese entonces se refugiaba en Afganistán, protegido por el Talibán.

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