Juan David Castilla/Xalapa.- Don Julio Alarcón Celis logró su jubilación como agente de la Dirección General de Tránsito y Seguridad Vial (Dgtsv) después de 46 años, un mes y 25 días de servicio en el estado de Veracruz. Es un sobreviviente del coronavirus y durante el duartismo lo atropellaron pero ahora se retira contento, con la idea de pasar más tiempo con su familia.
Este 29 de febrero es su último día afuera de la cochera de Palacio de Gobierno, en el cruce de las calles Ignacio Zaragoza, Allende y Miguel Barragán, donde es saludado y felicitado por peatones y conductores que reconocen su labor profesional.
El adulto mayor tiene 67 años, es originario del municipio de Misantla y cumplió 27 años en servicio afuera del Viaducto del parque Benito Juárez, en el centro histórico de la capital veracruzana.
Don Julio llegó Xalapa en el año 1976 y laboró diez años como policía estatal. Después le atrajo más la actividad de un agente de tránsito y prefirió hacer un cambio en su ámbito laboral.
Durante el sexenio del priista Javier Duarte de Ochoa fue atropellado afuera de la cochera de Palacio de Gobierno por el conductor de un vehículo. Sufrió un desgarre en los tendones del hombro derecho. Tardó siete meses en recuperar la movilidad total y la fuerza en el brazo.
“Me recomendó un amigo la pomada de la tía, dice: esa es muy buena, el es ranchero, es de El Castillo. Me dice: esa es muy buena, agarrado para las vacas para desinflamar que te la compres y ya bendito Dios fíjate la compré y bendito Dios se me quito quedé muy bien”.
En 2020, cuando iniciaba la pandemia del Sars-Cov2 (Covid-19) contrajo esta enfermedad, tuvo que recibir cuidados especiales y estuvo 15 días con oxígeno en su casa. Sintió que casi se topaba con la muerte.
“Fue al principio de la pandemia, lo compañero murió del Covid y como a los 10 días, creo 12 días, yo caí enfermo, pero yo me curé en mi casa y le doy gracias a Dios y gracias a mis hijos que me echaron la mano y aquí estoy bendito Dios”.
El señor, siempre educado como oficial de tránsito, laboró por décadas para dar sustento y estudio a sus cuatro hijos: dos varones y dos mujeres, quienes ahora ya son profesionistas.
“Trabajé de policía 10 años, como policía estatal. Fui a trabajar cuando estaba de gobernador Rafael Hernández Ochoa. Trabajé 10 años y me gustó y dije voy a ver si me incorporo a tránsito y bendito Dios que logré aquí me quedé para sacar a mis hijos adelante”, recordó.