¿Cuál es el límite a nuestras libertades so pretexto del coronavirus‎?

Hay un pozo de engaños que está convirtiendo al Estado en ruinas, mientras pocos en su sano juicio se preguntan cuál es el límite al que debamos llegar para solventar la actual esquizofrenia del coronavirus‎.

Pocos protestan, casi nadie reclama a la voluntad caudillesca, escasos quienes se atreven a ponerle un hasta aquí a este desastre.

Entre esos pocos, por fortuna, está alguien que sí tiene peso político y financiero y que, además, ha reiterado su adhesión al Presidente de la República. Se trata de Ricardo Salinas Pliego, presidente del Consejo de Administración de Grupo Salinas –al que pertenece TV Azteca, donde el escribidor colabora– quien ha sido muy consistente en su mensaje de libertades. Su publicación de este lunes 15 de junio en redes sociales muestra su vocación liberal.

Ricardo Salinas Pliego: las libertades son indispensables para avanzar

Y es que tiene gran razón en la necesidad que tenemos todos los mexicanos de aprender a vivir con el virus y dejar atrás el miedo, pues mientras no haya vacuna o cura, el virus será parte de nuestras vidas por mucho tiempo.

En el mensaje de Salinas Pliego resalta el llamado al respeto a la libertad individual para que cada persona decida por sí misma el siguiente paso en el regreso a la normalidad postcoronavirus.

Los mexicanos necesitamos discutir ideas e ir al fondo; se puede o no estar de acuerdo o en desacuerdo, pero analicémoslo de verdad.

Él, cuando menos, refleja con nitidez sus convicciones en todos y cada uno de sus mensajes. Audaz, entiende de riesgos y de la valentía necesaria para afrontarlos. Cree en el Estado de Derecho y en la importancia de cumplir y hacer cumplir con las leyes que tenemos. Le preocupa la seguridad de todos los mexicanos y por ende el llamado a las autoridades a detener el crimen y los saqueos sin limitar a los ciudadanos honestos. Y es convencido que las libertades son indispensables para avanzar, para construir un mejor país y una mejor sociedad.

“No hagan más reglas, ¡Ya no necesitan más reglas! Necesitamos más libertad para elegir lo que nos conviene. ¡Déjenos decidir! No impongan su visión autoritaria”, urgió Salinas Pliego.

Aumentar artificialmente la peligrosidad del Covid-19 es una barbaridad

En la antípoda, por falta de análisis de gran visión, por no saber jerarquizar las necesidades urgentes e importantes de la sociedad, por desconocimiento absoluto de la estrategia mínima para conducir el barco del gobierno, éste ya naufragó antes de zarpar.

Aumentar artificialmente la peligrosidad del Covid-19 apoya una escalada internacional del poder financiero para sembrar el miedo, y ofrecer al capitalismo salvaje la oportunidad para comprar toneladas de negocios, inmuebles, empresas y proyectos, con financiamientos interesados de la banca mundial.

Enormes estudiosos del panorama dejado por la pandemia se cansan de alertarnos sobre una patraña gigantesca: los muertos en el mundo dizque por coronavirus no llegan al medio millón, ni de chiste, cuando los muertos por la influenza de hace diez años fueron un millón y medio. No hay comparación posible.

Han logrado su propósito inicial, paralizar a la población por miedo

Engancharnos a los disturbios raciales en Estados Unidos, no deben ser sino el pretexto para provocar una guerra civil, es francamente ingenuo y demencial. Ellos saben que es más fácil controlar el odio y la violencia que coordinar el orden. En el río revuelto, ganan los pescadores.

Mientras los gringos se concentran en el juego de conjuntar la quiebra financiera con el coronavirus para imponer el pensamiento único del gran capital, aquí sólo aprovechamos el odio para vengamos de los adversarios, para saldar viejas cuentas, para sembrar el caos como caldo de cultivo de la dominación política local.

Han logrado su propósito inicial, paralizar a la población por miedo, no tienen una sola estrategia convincente para regresar a la normalidad y para hacer caminar el viejo aparato productivo que ellos con sus insensateces destruyeron. Sólo repetir como loros de feria lo que les indican para hacer más indefensa a la sociedad.

Caímos en el despotismo inconexo, que tantos desastres ha causado

Ha sido demostrado por estudiosos de todas latitudes. Como ejemplo, Daniel Estulín, un prestigiado investigador de las trapacerías del Grupo Bilderberg, de la Comisión Trilateral y del aparato del Pentágono, ha relatado cómo las guerras raciales de Filipinas, Europa Oriental y los Estados Unidos han llevado a concentrar más el poder.

‎Aquí, desesperada por la corrupción, la población le entregó todo el poder al Caudillo. En un acto electoral arrebatado le confió todo: los bártulos políticos, jurídicos y económicos, confiando en un acto masivo de fe en la buena conducción. Jamás se imaginó que iba a generar un problema mayúsculo, en vez de una solución necesaria.

A golpes de voluntad simple y capricho pertinaz, el Caudillo pretendió creer que este país se manejaba como un patrimonio personal, y en lugar de soluciones masivas impuso una manera de gobernar que no es para todos, ni es democrática, ni es transparente. Caímos en el despotismo inconexo, que tantos desastres ha causado.

Su oportunidad de conducir al país con latencias y ocurrencias de insensato

Más perdido que un gusano en gallinero, el mandatario mexicano vaga desde el supuesto poder de las “mañaneras” normalmente en un mundo irreal, enfermizo. Cuando no puede evadir los grandes problemas que ha causado, monta en sus caravanas blindadas a recorrer los pueblos más alejados, en intentos frustrados de acercamiento con sus electores, que simplemente ya no existen. La clásica fuga geográfica.

No puede decirse que conoce bien el país, a pesar de haberlo recorrido varias veces, porque hasta la fecha no conoce la interrelación entre las cadenas agroindustriales, económicas y productivas que encadenan a las regiones geográficas. Él va a lo suyo: a esconderse de las críticas, a eludir a la opinión pública y a degustar los antojitos locales.

Tiene al país a su servicio, para alimentar su reducida visión de viajero, superficial y con ingredientes caprichosos. Es parte de su voluntarismo gubernativo que ha llevado al país a la ruina. El coronavirus le vino “como anillo al dedo”, pues le da la oportunidad de conducir al país con latencias y ocurrencias de insensato. Es su mundo.

Sujeto a toda ocurrencia de los verdaderamente ricos, a quienes él envidia

Sentamos en la silla presidencial a un político criollo, de corte rural, formado en las coyunturas locales de supervivencia, sin una visión integral del problema central. Voluntarista en extremo, como cuando afirmó que su sola conducta personal, debatible en extremo, todo cambiaría, incluyendo la desaparición de los corruptos. ¡Los ha multiplicado, incluyendo a su familia!

Como no hay en él una mínima idea de la prospectiva del tipo de desarrollo nacional que México necesita, así como tampoco una visión geoestratégica de la ubicación en el contexto internacional, es un palurdo al garete, presa de todas las embestidas, sujeto a toda ocurrencia de los más poderosos, de los verdaderamente ricos, a quienes él envidia.

El sur del país manejado por Payambé López Falconi, amigote del Caudillo

La terca realidad lo ha ubicado en su justa medida. Su desconocimiento de las leyes y de la estructura administrativa es francamente preocupante. Su distancia del funcionamiento real de la vida sólo abona a los problemas mayores ignorancias supinas. Jefatura un gabinete de un solo hombre. De una sola voluntad volátil y distraída.

Gran parte del feraz territorio sur del país está manejado por estas sensiblerías. Chiapas, Tabasco, Veracruz, Quintana Roo son arrasados por una sola tribu familiar, cuyo patriarca, el desconocido Payambé López Falconi, amigo de la infancia del Caudillo, es padre de Adán Augusto López Hernández, gobernador de Tabasco, suegro de Rutilio Escandón, gobernador de Chiapas. Es notario y es el responsable de haber financiado el movimiento desde su origen.

Espejitos utilizados durante casi dos años para eludir responsabilidades

¿Puede este personaje de caricatura dejar pasar la oportunidad de siquiera servir al país para hacer justicia, seguir engañando al pueblo con los mismos espejitos utilizados durante casi dos años de gobierno para eludir las responsabilidades para las que fue electo?

Sí, porque él ha dicho que no cambiará. Y acaba de zanjar la disyuntiva de un desquiciado: “o están conmigo o contra mí”. Él representa en esa ecuación la verdad y la vida. Es el chimoltrufio de siempre.

¿No cree usted?

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