Hallan evidencia de rituales post batallas durante la expansión romana

Washington, 23 de mayo/Notimex. Investigadores encontraron que restos óseos descubiertos en el valle del río Illerup, en Dinamarca, pertenecerían a una tropa de unos 400 miembros de tribus germánicas que habrían marchado a la batalla y fueron masacrados hace unos dos mil años.

Se trata de unos dos mil 100 huesos que fueron exhumados de Alken Enge, una tubera en el referido valle, entre 2009 y 2014, los cuales brindaron a los arqueólogos una visión de los rituales posteriores a las batallas de las llamadas tribus bárbaras de Europa durante el Imperio Romano.

Investigadores de la Universidad de Aarhus, Dinamarca, estudiaron los detalles sangrientos y ahora aseguran que los restos corresponden a un estimado de 380 hombres adultos y son evidencia directa de una batalla a gran escala en el norte de Europa en el siglo I después de Cristo.

Los restos óseos muestran que tenían relativamente poca experiencia de batalla previa, sugieren los investigadores, quienes además refieren la evidencia del tratamiento sistemático de los cadáveres humanos.

La extracción de cuerpos, desarticulación de huesos, aplastamiento de cráneos y disposición de partes del cuerpo, apuntan a una nueva forma de actividades posteriores a la batalla, con implicaciones para la interpretación de las tradiciones rituales con respecto a las deposiciones del botín de guerra.

Las excavaciones en Alken Enge han revelado un ensamblaje completo de restos humanos desarticulados dentro de un área de humedales de 75 hectáreas y, de acuerdo con la evidencia cronológica de radiocarbono de los huesos, pertenecen a un único y gran evento en el primer siglo.

Los huesos muestran una alta frecuencia de traumas no cicatrizados provenientes de armas de bordes afilados, lo que, junto con los hallazgos de equipo militar, sugiere que el hallazgo es de carácter marcial.

Huellas tafonómicas indican además que los huesos estuvieron expuestos a la roedura de animales durante un período de entre seis meses y un año antes de depositarse en el lago, indican los investigadores en un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Los hallazgos se interpretan como los restos de un claro organizado y posiblemente integrado ritual de un campo de batalla, incluida la manipulación física de los huesos parcialmente esqueletizados de los combatientes fallecidos y la posterior deposición en el lago.

La fecha coloca los hallazgos en el contexto de la región germánica en el pico de la expansión romana hacia el norte y proporciona la evidencia arqueológica directa más temprana de conflicto a gran escala entre las poblaciones y una demostración de prácticas posteriores a la batalla hasta ahora no reconocidas.

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